El convento de Santa Clara se levantó en los siglos XVI-XVII junto a la Puerta Sur del concejo, con dinero procedente de América. Ese fue el destino que le dio Aldonza de Torres, hija de Juan Alvarez Holguín, a las riquezas que enviaba desde ultramar su tío Perálvarez Holguín, según relata el historiador Francisco Acedo. La primera misa conventual se celebró en 1614, pero la construcción fue lenta y el inmueble creció poco a poco hasta adquirir una imagen sólida y maciza. Destaca su portada barroca, su iglesia de nave única con tres tramos de bóvedas de cañón y lunetos, su retablo rococó y algunas pinturas y tallas que se conservan a través de los siglos.