Las primeras pruebas recabadas en la investigación de la muerte del pintor y hostelero cacereño Toni Barroso en el incendio de su casa de la calle Gallegos el lunes, apuntan a un posible suicidio, sin que se haya descartado aún ninguna otra hipótesis, confirmaron ayer fuentes policiales. "Las circunstancias son compatibles con un suicidio", apuntaron estas fuentes. El joven artista, de 34 años, fue enterrado ayer.

La hipótesis de momento más improbable es la muerte accidental. El hallazgo del cuerpo maniatado con una cuerda eliminaría esta posibilidad.

La investigación sigue abierta bajo diligencia judicial, pendiente de los resultados de la autopsia que se practicó ayer al cadáver y de las pesquisas de la Policía Científica de la comisaría, que ayer realizó una nueva inspección ocular en la vivienda para determinar las causas del incendio y de la muerte.

Precisamente la primera y necesaria intervención de los sanitarios y de los bomberos tanto en el cuerpo del fallecido, para tratar de salvarle la vida, como en el piso siniestrado, para sofocar el fuego, dificultan las pesquisas policiales. El cuerpo fue trasladado del lugar donde se encontró, primero a la escalera y luego a un piso vecino. En esa operación, se procedió también a cortar las cuerdas de las manos, según las mismas fuentes.

De momento se conoce que el incendio se inició en otra habitación distinta a la que se halló el cuerpo y que la casa estaba herméticamente cerrada. En el interior, han aparecido dos gatos muertos por asfixia.