Bajo el coche en el que viajaba con su madre camino del colegio, la banda terrorista ETA colocó una bomba lapa. Aquel atentado en el que con solo 12 años perdió las dos piernas conmocionó al mundo. Horas antes de su conferencia en Cáceres, habla para El Periódico y ofrece un testimonio impactante y conmovedor. La niña Irene Villa es hoy una mujer que asegura que perdonar la ha liberado.

-Participa hoy en una charla de la Semana de la Divina Misericordia ¿Qué es a su juicio la misericordia?

-Hay una frase que me encanta, que dice: ‘el juicio ata, el perdón libera’. Ser misericordioso es eso, tener conciencia del otro, que se puede equivocar, que te puede hacer daño consciente o inconscientemente, pero en tu mano está perdonar, amar y ser condescendiente con los errores en los que hayan incurrido otros o tú mismo. Creo que somos nuestros mayores jueces, y a veces nuestro mayor enemigo. La culpa, la ira, la rabia, el rencor, todo eso se cura con la misericordia y el perdón.

-La charla la organiza la diócesis cacereña. ¿Cree en Dios?

-Fui a un colegio de monjas, Las Irlandesas, y siempre daba gracias por cosas como tener piernas, poder ver o tener una madre como la que tengo; y cuando pasó el atentado, dije, esto que me han explicado las monjas es un cuento chino, di las gracias por algo que luego se me iba a quitar, y tuve ahí una crisis de fe. Ahora, sobre todo desde que soy madre, creo fervientemente en que si tú quieres, al final te curas, que el poder está en ti, pero que también hay algo más grande que tú, que le llamamos Dios, sea de la religión que sea; que hay una fuerza espiritual en la que sí creo.

-Precisamente tuvo un encuentro con el Papa Francisco, que está tratando de renovar la Iglesia ¿Qué opina del Pontífice?

-Me encanta. Es la persona que la Iglesia necesitaba para democratizarla, abrirla y ser más flexible y más humana.

-Llega a la ciudad en plena polémica de la reina Letizia. A raíz de ello han estallado las redes sociales con comentarios a veces insultantes. Ha pasado con la monarquía, los toros, las víctimas del terrorismo... Usted ha asegurado haber crecido con chistes de gente que decía que la tenían que haber matado...

-Ni me importan ni le doy valor a esos comentarios negativos de las redes sociales. Es igual que en la vida, que también hay gente que te va a hacer daño; ni caso. Y los chistes que hacen sobre mí no me producen ningún dolor, me río con ellos. Las cosas más dantescas y más desagradables directamente no las leo.

-¿Usted es monárquica?

-Siempre he sido muy admiradodora de la reina Sofía y de la monarquía en general.

-Sufrió un atentado de ETA. Tenía 12 años. Perdió dos piernas y tres dedos. Su madre, un brazo y una de sus extremidades inferiores. ¿Cómo recuerda ese día, yo no lo olvido porque fue un 17 de octubre de 1991 y era mi cumpleaños... Por qué atentaron contra ustedes?

-El 17 de octubre, ¡su cumpleaños y el de Pablo Iglesias! (exclama haciendo un inciso y sonríe). Querían sembrar el terror en Madrid. Hubo tres coches bomba, a un teniente, a un comandante del Ejército, y mi madre trabajaba en una comisaría de policía, que quizás querían que saltase por los aires, pero la bomba explotó justo antes de dejarme a mí en el colegio. Dijeron que lo sentían por la niña, pero vamos, la realidad es que yo viajaba todos los días con mi madre, con lo cual si hacían un seguimiento sabían que yo estaba en ese coche. Recuerdo mucha incredulidad cuando me desperté, porque no sabía qué había pasado, porque la cara de mi padre era de pánico y de terror, y porque no sabía todavía lo que me faltaba. Y preguntaba por mi madre: ‘¿dónde está mi madre?, ¿dónde está mi madre?’ Me dijeron que mi madre estaba bien, que no me preocupara, y como estaba en la UVI pues no me enteré de nada. Estaba llena de tubos, lo que más recuerdo son los pitidos de la máquina y los tubos por todo el cuerpo, por toda la cara... Luego fue en la planta cuando descubrí que no tenía piernas, que eso sí lo recuerdo como lo más terrible, no me podía creer que esa era yo, y gritaba y gritaba y lloraba, y rompieron el teléfono para que no se lo pudiera decir a mi madre, porque yo quería decírselo para que me ayudase. Mi madre no lo sabía y no permitieron que se lo dijera, y menos de esa forma tan desesperanzada y tan triste. Luego cuando mi madre vino al hospital a verme y me dijo que esto es lo que había, me dije, pues nada, esto es lo que hay, y adelante.

-Ha estudiado tres carreras, Psicología, Humanidades y Comunicación Audiovisual, como experta en esta última, ¿emitir las imágenes de su atentado por televisión sirve para algo?

-Estoy convencida de que sí. Las nuestras en concreto sirvieron para que comenzara la colaboración con Francia, porque en ese país tenían hasta entonces una idea romántica de los liberadores del pueblo vasco, y cuando vieron que mutilaban incluso a niños empezaron a colaborar con España y gracias a eso la jueza Le Vert encarceló a muchísimos etarras. Pero hay mucha polémica en torno a ese tema, porque si tus familiares no quieren que te vean muerta o mutilada es totalmente entendible y hay que respetarlo. En mi caso, creo que esas imágenes son las que conciencian y despiertan a la sociedad ante las injusticias.

-Hablaba al comienzo de esta entrevista del perdón. ¿Perdonar te hace libre, romper el vínculo con quién...?

-Te ha hecho daño (se apresura a terminar la frase), con el asesino. Es que el perdón es fundamental para dejar de estar ligada a la persona que te ha intentado jorobar la vida.

-¿Dónde radica la diferencia entre personas como usted y otras víctimas de la vida que no consiguen superar la amargura y la frustración?

-Ver la vida como un regalo y no como una condena. Al final todo se reduce a lo que tú quieras ver. Tú puedes ser una persona amargada porque se te haya roto una uña o puedes ser una persona agradecida porque no te han matado, es que eso lo eliges tú. Son decisiones. Y es verdad que en mi caso tengo una genética muy fuerte, un rasgo de extroversión, de alegría, de optimismo, de no rendirme, de no tener tanto talento pero compensarlo con el sentido del humor y la alegría. Reirte de ti mismo. Pero ser optimista se puede trabajar. Porque tenemos una vida y la malgastamos. Es más fácil quejarte, no moverte, quedarte ahí. Pero esa no es la solución; la clave es avanzar y ver lo positivo.

-Es verdad que usted proyecta una imagen deslumbrante, pero habrá días en los que inevitablemente vengan a su cabeza las imágenes de aquel atentado...

-La verdad es que las imágenes las veo y las pongo siempre porque para mí es un milagro verlas y verme ahora tal y como estoy. Y pienso lo que se puede llegar a ser gracias a mi optimismo y a los médicos y la tecnología, pasar de un guiñapo humano a la mujer que soy hoy. Y sobre si hay días de moral más baja, le puedo prometer que no tiene nada que ver con no tener piernas, tiene que ver con el ánimo de cualquier persona. Yo he nacido así y así soy y no tengo ninguna pena ni ninguna tristeza por ello, al revés, eso es lo que me hace diferente y especial en cierta forma. Es un plus, no una discapacidad.

-¿ETA se ha ido?

-Por supuesto que se ha ido. Es tan mágica mi vida... El mismo mes, que usted se acordará porque fue también por su cumple, el 20 de octubre de 2011, va a alucinar con esta coincidencia: ese día ETA decide dejar las armas, ese día es santa Irene y ese día me quedo embarazada de mi primer hijo, y ese día prescribe mi atentado sin culpables, pero no me importa, porque voy a ser mamá y, encima, el día de mi santo me regalan que nadie más va a tener que pasar por lo que yo pasé. Ese día ETA desapareció de mi vida.

-Estuvo en la Asociación Víctimas del Terrorismo...

-Pertenecí un tiempo a ella. Pero al final siempre salen diferencias y yo siempre he buscado lo mismo: memoria, dignidad y justicia. Y por eso estuve allí un tiempo y pasé luego el relevo.

-¿No hay que olvidar y reparar la deuda con las víctimas?

-Hay que hacer justicia pero no puedes vivir toda la vida pensando que eres una víctima del terrorismo porque entonces tu vida es una condena en vez de un regalo.

-Es madre de tres hijos. ¿Qué España quiere para sus pequeños?

-Hablaba usted al principio de las redes sociales. ¿Esa es España? Yo espero y creo que no, que no seamos tan criticones, tan jueces, ocuparnos de ser personas felices, íntegras y plenas, y no machacar tanto al resto. Tenemos ídolos increíbles en España y cuando hacen algo que no es 10 sobre 10 resulta que los machacamos. Eso no nos define. Quiero una España en paz, en libertad y en alegría.