En democracia la alternancia es necesaria. Pero alternancia no significa solamente que exista un partido que pueda sustituir al que gobierna. Significa también que en caso de que se produzca, se lleve a cabo con decencia. Exactamente lo que no ha sucedido en el ayuntamiento de Cáceres según cuentan.

El anterior alcalde y su equipo de gobierno no han tenido la elegancia y comportamiento democrático debidos. No han mantenido ni una sola reunión con la alcaldesa y los concejales entrantes para ponerles al día de los temas pendientes. No conformes con ello, se llevaron todos los archivos. Incluso los muebles que contenían los archivos. Más tarde han devuelto casi todos los muebles, pero papeles ni uno. Con su necedad nos han conducido a sospechar que en esos papeles había algo inconfesable.

Ya, de paso, se llevaron los teléfonos móviles.

De ser cierto pone de manifiesto que lo del amor a la ciudad, trabajar por el bien de los ciudadanos, el cacereñismo, no eran más que frases sin contenido que escondían el apego a la poltrona. Porque si de verdad quieren a la ciudad y desean trabajar por el bien de los ciudadanos, en lugar de ocultar y no informar, lo que deben hacer es decirles a sus sucesores lo que hay y lo que está pendiente.