Cumplirá 17 años en marzo del 2010 y ya no tiene la cara de niño que le hizo saltar a la arena mediática tras la cogida en la plaza mexicana de Aguascalientes. Jairo Miguel empieza a madurar y se entrena mañanas y tardes para ser figura del toreo. Anoche empezó a recoger los primeros frutos de su trabajo con la mención especial al mejor quite de los festejos taurinos de San Fernando 2009 que le concedió el club taurino en un acto celebrado en Extremadura Hotel, en el que también fueron galardonados Miguel Angel Perera como triunfador de la feria y Emilio de Justo a la mejor faena.

Agradecido por el cariño que aquella tarde del pasado 31 de mayo le dispensó la afición cacereña, Jairo Miguel aún recuerda la responsabilidad y los nervios con los que afrontó la corrida en la que cosechó dos orejas, una por cada toro. El quite premiado lo logró en el sexto toro de la tarde. "Todas las miradas estaban puestas en mí. Fue una tarde bonita pero muy dura", explicaba ayer el diestro, con chándal y recién llegado del gimnasio.

Con la mente puesta en lograr una oportunidad en Madrid, a Jairo Miguel se le nota más confiado en sus posibilidades. Afirma que ahora se siente "más tranquilo" y dispuesto a repetir en la Era de los Mártires, aunque sus miras van ahora más allá.

El torero añade que aquella tarde en el albero cacereño abrió "una etapa nueva" en su carrera que le ha permitido viajar a otras plazas españolas y también de la región. De las once corridas en las que ha participado desde San Fernando, ha salido a hombros en la mayoría de ellas, destaca Jairo Miguel, que ha tenido que aparcar sus estudios para centrarse en el toro.

Dice que estar rodeado de una cuadrilla mayor que él, además de las enseñanzas de su padre, Antonio Sánchez Cáceres, que sigue siendo su apoderado, le han hecho madurar más rápido. Sigue viviendo con su familia en una casa de las afueras y ya no tiene el pelo liso como antes. Ahora, ya parece que empieza a crecer, después de aquella tarde imborrable de las ferias.