Dos años después de la fatídica cornada en México que a punto estuvo de quitarle la vida, el niño torero más famoso del mundo debuta en España como matador de toros. Y lo hace --con la cicatriz cerrada-- en Cáceres, la ciudad con la que Jairo Miguel quiere compartir un sueño: llegar a la cima.

--¿Cuánto mide su cicatriz?

--No sé calcular muy bien, pero creo que dos palmos.

--¿Qué siente cada vez que la mira en el espejo?

--No siento nada. La miro como una cicatriz. Es mi primera cornada, mi amuleto, mi herida de guerra.

--Pero hoy no es el día de la cicatriz de Jairo, hoy Jairo está ante su gran día...

--Efectivamente. Las cicatrices tanto del cuerpo como del corazón, hoy están cien por cien cerradas porque voy a cumplir uno de mis mayores sueños: torear en mi patria, en España. Poderlo hacer por primera vez en mi tierra, en Cáceres, me llena de mucha felicidad. Es un sueño para mí, pero también supone mucha responsabilidad porque no le puedo fallar a toda la gente que me ha apoyado, a mi casa, a mi Cáceres. Tengo que estar a la altura de la situación.

--¿Qué es la valentía?

--Te tiene que nacer de dentro. Tienes que tener mucha cabeza.

--¿Y qué pasa por la cabeza de un torero al día antes de su debut en España?

--Pasan tantas... saldrán los toros buenos, estará el día bien, no hará aire, triunfaré... es mejor decir ¡qué no pasa ese día por la cabeza! porque la verdad es que piensas en todo y casi que no puedes dormir.

--Un debut que será en Cáceres ¿la ciudad que hoy se rendirá ante sus pies?

--Esperemos. Cáceres está conmigo, he notado su cariño, lo he sentido siempre muy cerca aunque estuviera lejos. Cáceres me regaló un vestido de torear el día mi alternativa. Es el vestido que más me gusta; me ha traído mucha suerte. En él veo a mucha gente.

--¿Cuánto pensarán los morlacos de esta tarde?

--Un promedio de 470 kilos. Yo no los he visto, porque no me gusta verlos ni el campo ni en los corrales. Los toros que toreo siempre los veo muy grandes, los de mis compañeros los veo pequeños.

--¿Mientras los torea se acordará de Hidrocálido?

--No. Cuando toreas cada toro es diferente, cada faena es diferente, cada plaza es diferente... Lo intentaré disfrutar al máximo y lo único que tendré en la mente será al toro que tenga delante, las cosas que le tenga que hacer, cruzarme más, arrimarme más, darle más sitio... Mi mente se ocupará de entender las trabas que me ponga el toro. Y si salen buenos y les puedo pegar pases buenos, lo que voy a hacer es disfrutarlos a tope. No pienso en Hidrocálido ni en mis peores pesadillas, así que no pensaré en él en ese momento tan feliz de ver la cara de un toro.

--Se enfrenta a Perera, al número uno ¿no le da miedo?

--Qué va. Sin desmerecer a ningún otro compañero, no te da la misma motivación ir colocado con Perera y Antonio Ferrera que con otros, te da mucha moral. Todo va a salir bien. Son dos figuras y la corrida tiene que ir preciosa. La gente va a estar muy conmigo. Que quede claro que todos han empezado donde yo estoy ahora y ellos me arroparán.

--Pero antes de que eso ocurra usted ha paseado su palmito por televisiones de todo el mundo. ¿No teme convertirse en víctima del papel couché?

--No. Es una forma de darme a conocer al mundo extrataurino. Y creo que esas cosas ayudan siempre cuando se tratan desde el respeto a lo que haces. A todos los programas que he acudido ha sido respetando muchísimo mi profesión, lo que soy como torero.

--Ahora ya es matador de toros ¿acertó su padre cuando trazó de esta forma su camino?

--Ha acertado en todo. Las cosas siempre podrían haber salido mejor porque somos perfeccionistas y poco conformistas, pero no nos podemos quejar porque ha salido todo a pedir de boca en América. Siempre he triunfado en esas plazas, he dado la vuelta a Colombia, a Perú... ha salido todo fantástico, ha sido una campaña en la que creo que he llegado muy preparado a España y espero poder demostrarlo hoy en la presentación.

--¿Usted piensa en torero o piensa en niño de 16 años?

--Torero, siempre torero. Si eres maduro para estar delante de los toros, tienes que ser maduro para todo. Aunque cuando estoy con mis amigos soy un chaval de 16 años total.

--Hable de sus amigos...

--Fredi, Recio, Curtis, Richi, Dominguero... todos son maravillosos. Me quieren y los quiero muchísimo. Siempre los he tenido ahí, cuando me encuentro mal, y para mí son algo indescriptible. Vamos al Carpe Diem, al Mistura, a La Bola, a hacer una acampada... Con estar juntos nos basta y nos sobra. No bebo porque me lo paso perfecto sin beber, y no tengo por qué hacerlo, y siempre nos lo pasamos muy bien. Ellos me dicen que donde estoy yo está el arte porque yo soy tan flamenquito... (risas).

--Su madre le dice que tenga cuidado con las mujeres, ¿con 16 años ya hay que tener tanto cuidado con las mujeres?

--Sí. No dejo de tener 16 años y con esta edad te pasan muchas cosas, a lo mejor una chica que te gusta tanto, mil cosas... tengo que tener bastante cuidado porque soy el típico romántico, y con dos palabras... y con 16 años si te descuidas un poco y te dan un poco de coba te la han metío doblá . Tengo muchísimas amigas, nunca te dejan de gustar porque yo soy de los que van por la calle y me rompo el cuello (más risas), pero la verdad es que ahora mismo estoy tranquilo.

--¿Qué es un niño prodigio?

--No me veo así.

--En muchos casos la fama de los niños prodigio es efímera y castigadora...

--Sí, y dicen que si el padre lo obliga, que si tal, que si cual... Después de que casi un toro me quita la vida, que me partió un pulmón, que me rozó el corazón, cómo comprende la gente que me volviera a poner delante del animal si me obligara mi padre... Estoy aquí porque quiero ser torero, tengo opciones para ello y hambre por ser el número uno.

--Sin embargo es de justicia reconocer la cara de esos otros niños prodigio que demostraron que el tesón realmente mereció la pena...

--Después de tantas críticas y tanta lucha estoy teniendo mi recompensa. Tengo opciones para demostrar que más allá del niño prodigio que dicen, soy un torero que se viste de torero y que tiene un sueño: llegar a la cima.

--Pues suerte, maestro...

--Pues muchas gracias.