Javier Cortés regenta el bar Lago, ubicado en el barrio de El Vivero, desde hace más de diez años. Tras formarse en el sector --realizó el módulo de grado medio de hostelería en la Universidad Laboral--, alquiló el local en julio del pasado 2004 y desde entonces trabaja como autónomo en su propio negocio, alternando con otros dos trabajadores que tiene en plantilla.

Como ventajas, Cortés asegura que la presencia de grandes superficies comerciales próximas a su local beneficia el tránsito de personas por el barrio y, por consiguiente, aumenta el número de clientes potenciales. "Antes también cuando funcionaba el polígono se notaba más afluencia de gente a la zona, ahora quizá le mejor ventaja sea la escasa competencia que hay; apenas hay negocios. Echamos de menos una farmacia, bancos, algún estanco... está todo fuera del barrio".

Otro de los deseos del dueño de este establecimiento es la colocación de una terraza para la temporada de primavera-verano. "La normativa está en vigor y lo que resta es aprobar el proyecto. Es algo que llevamos pidiendo desde el año 2011 y, por suerte, cada vez lo vemos más cerca". Con la presencia de un cerramiento de terraza, Cortés asegura que "el negocio cogería más vida" y, además, se podría plantear el aumento de la plantilla. "Si nos conceden la terraza podríamos contratar algún camarero más".

Por otra parte, en el apartado de incovenientes, Cortés se refiere al precio de los alquileres, no muy distantes de lo que se paga habitualmente en la zona céntrica de la ciudad. "El tener grandes comercios al lado y el centro comercial Ruta de la Plata eleva la mensualidad de las rentas".

CRISIS Como a todos, la recesión económica también afectó al bar Lago, sin embargo nunca llegó a peligrar su futuro. "Nosotros hemos tenido suerte y no hemos padecido mucho la crisis pero hemos visto como han cerrado otros negocios cercanos y eso te hace controlar más todo tipo de gastos; ahorras más".

El barrio ha cambiado mucho en esta última década y, según Cortés, para mejor. Se han sustituido algunos negocios y también han surgido otros nuevos. "Ahora hay una frutería donde había una peluquería y la tienda de colchones era un local de ropa para niños. Hace años había muchas viviendas que se alquilaban y se dejaban, ahora la gente parece que se está quedando a vivir en el barrio; se nota más población", sostiene.