Con tan sólo 21 años, un accidente de circulación adentró a Javier Corchero en el mundo de la discapacidad. Ocurrió hace 12 años. El era un joven activo que trabajaba de camarero en Tenerife. Tras el siniestro, que él mismo reconoce fue responsabilidad suya --"me salí de la vía por llevar exceso de velocidad"--, pasó tres meses en coma y se encontró con un duro despertar: sufría una importante discapacidad.

De la noche a la mañana pasó a formar parte del colectivo de discapacitados. Ya no volvería a ser el mismo, pues el accidente le dejó una discapacidad física irreversible y los continuos temblores que sufre en las manos y las dificultades para controlar sus movimientos le limitan irremediablemente.

Aunque en un primer momento sintió su vida truncada, hoy, a sus 33 años, vive optimista y alegre en Cáceres y ha dejado de pensar en el pasado. "Fue algo muy duro, pero no sirve de nada revivirlo. Si quieres seguir adelante lo único en lo que has de pensar es en esforzarte por mejorar día a día".

Eso es lo que ahora trata de hacer en el taller de empleo para personas con discapacidad en el que participa. La iniciativa que Ibermutuamur (mútua de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social) realiza en Cáceres en colaboración con la Junta de Extremadura y Cocemfe-Cáceres (Confederación Coordinadora Estatal de Minusválidos Físicos de España), le ha dado la posibilidad de formarse en el diseño de páginas web, así como opciones a poder trabajar.

Optimista ante el futuro

El es uno de los 20 discapacitados, físicos o sensoriales, de estos talleres de empleo; uno de los 20 alumnos-trabajadores mayores de 25 años y en paro que durante un año se formarán --bien en diseño de páginas web o en telemárketing-- y se adentrarán en el mercado laboral realizando trabajos en distintas instituciones públicas o privadas.

Javier Corchero recuerda que, aunque era buen estudiante, cuando cursaba 3º de BUP decidió dejarlo y ponerse a trabajar. Pero ocurrió el accidente y su vida dio un giro. "Ante las secuelas que me había dejado el accidente me planteaba con dudas el futuro, me preguntaba qué hacer y mis padres me dieron la respuesta, podía volver a estudiar".

Así lo hizo. Con esfuerzo llegó a la universidad y empezó a estudiar Ingeniería Informática. "El primer año acudí a la universidad, a clases presenciales, pero el temblor de mis manos me hacía difícil tomar apuntes y decidí estudiar por la Uned, donde aún sigo, poco a poco, pero seguro".

Está seguro de sí mismo en sus estudios y muy confiado, también, de que el taller de empleo que le han dado la oportunidad de realizar le posibilitará el encontrar trabajo, le facilitará la reinserción laboral que tanto necesita. "Tengo confianza porque es fundamental para seguir adelante".

En su opinión, cada vez son más las iniciativas que se ponen en marcha buscando la reinserción social y laboral de los discapacitados, algo que agradece. Y en cuanto a su futuro, a lo que espera tras el taller que está realizando, es poder empezar a trabajar.

Reconoce que su ilusión sería poder trabajar en algún organismo o empresa, "porque un negocio propio tiene más dificultades", pero no descarta que del grupo de compañeros que con él comparte el taller de diseño de páginas web pudiera surgir una empresa o cooperativa. "Lo importante para cualquier persona es formarse y trabajar, también para los discapacitados".