La Compañía Española de Tabaco en Rama (Cetarsa) transforma entre un 85% y un 90% del tabaco que se procesa en España. La inmensa mayoría se cultiva en el norte de Cáceres, donde la firma tiene sus impresionantes instalaciones --solo la fábrica de Talayuela alcanza los 195.000 metros cuadrados--. El 85% del producto llega a los cinco continentes a través de su venta a las grandes multinacionales: Imperial Tobacco, Philip Morris, Japan Tobacco y British American Tobacco. Se trata de una sociedad pública que se maneja en el mercado privado con sus mismas leyes. Los resultados avalan su trabajo: en 2012 fue la segunda empresa de la provincia al facturar 70 millones de euros, y el año pasado subió a 78,5 millones.

--Ustedes prestan asistencia técnica a los agricultores con su departamento de I+D, después les compran el tabaco, lo transforman y lo comercializan. Explíquelo con cifras...

--Cetarsa ha contratado este año 26.502 toneladas de tabaco. En 2013 llegamos incluso a las 30.000, fue el ejercicio con más volumen comprado en la historia de la compañía. El 95,3% de este tabaco se produce en el norte de Cáceres, el resto lo adquirimos en Badajoz, Andalucía, Navarra, País Vasco y ambas Castillas. También trabajamos para empresas que desarrollan nuestra misma actividad, maquilándoles su producto.

--El sector lleva el sustento a miles de familias, es una actividad estratégica. ¿Puede concretar cuántos hogares cacereños dependen del tabaco en plena cruzada contra el mismo?

--Alrededor de unos 2.100 cultivadores trabajan las 10.000 hectáreas que se destinan en Cáceres al tabaco, estimándose que, de forma directa o indirecta, viven del sector unas 20.000 familias. En Cetarsa contamos con una plantilla de 441 trabajadores entre fijos y fijos-discontinuos, y en los últimos años se ha incrementado el empleo más de un 15% por el aumento de la actividad de la empresa en una época que no resulta fácil. Una de las cosas que más me enorgullece es la alta profesionalidad de toda la plantilla y su compromiso con la empresa. Aquí todo el mundo sabe lo que tiene que hacer, hay un trabajo en equipo.

--Y todo este volumen, ¿en cuántas instalaciones?

--Tenemos una fábrica en Talayuela de 194.950 metros cuadrados y otra en Navalmoral (domicilio social de la empresa), donde compramos, procesamos, batimos y fermentamos tabacos virginia, burley y havana. Disponemos de centros logísticos en Coria, Jaraíz y Jarandilla, dedicados a compra y almacenamiento.

--Y ello pese a las duras campañas que se suceden: 'Fumar mata', ya lo sabe todo el mundo, tanto los que fuman como los que no. ¿Qué piensa usted desde la presidencia de la mayor sociedad española de tabaco?

--Sí, son durísimas y nos vienen sobre todo del exterior, de países que lógicamente no cultivan, pero también del interior, mediante unas leyes estrictas. A veces la gente no se da cuenta de lo que hay detrás del tabaco: agricultores que hacen un gran trabajo, miles de familias que dependen del sector, empresas que transforman este cultivo... Desde Cetarsa tenemos muy claro que debemos conservar la producción ya que de lo contrario habría que importarla de otros países, porque la gente puede fumar más o menos, pero no va a dejar de fumar, y nosotros trataremos de seguir manteniendo el sector y las 20.000 familias cacereñas que viven de él (en toda España son 59.000). Alrededor del tabaco está nucleada la economía de parte de la zona norte cacereña. Además, somos el país europeo donde los agricultores están haciendo las inversiones más altas porque apuestan por el futuro, por ser cada día más eficientes. Y para valorar esto también hay que saber que el consumo de cigarrillos ha bajado un 48%.

--Un descenso considerable, al que se une el contrabando. ¿Por qué hay tanto celo con las campañas sanitarias antitabaco, pero a la vez tanta venta ilegal?

--El contrabando fomenta las mafias, facilita la venta a los más jóvenes y elude impuestos. Nosotros mantuvimos un encuentro con el Director General de la Guardia Civil, y es cierto que se producen bastantes aprehensiones de tabaco y de empresas ilegales, aunque en verdad resulta difícil en un país con tanta costa.

--Campañas, contrabando..., pero Cetarsa lleva una facturación ascendente. ¿Cómo lo consiguen?

--Estamos haciendo todo lo posible por mantener las rentas del sector y el volumen de trabajo, por eso compramos lo máximo a los agricultores, y en 2013 marcamos un hito con 30.000 toneladas. Ello pese a todas las dificultades mencionadas. Nosotros seguimos con nuestra apuesta y mantenemos la compra de todo el tabaco que precisan vender los cultivadores. A quien lo ofrece, se lo adquirimos sin trabas.

--Claro, aunque habrá una baza para colocar el producto en el mercado. Es un sector difícil. Europa apenas aporta un 3% de la producción mundial...

--La apuesta es y debe ser por la calidad del tabaco, por una mejora continua, optimizando costes y fomentando prácticas de cultivo respetuosas con el medio ambiente, acordes con una política de responsabilidad social empresarial. Para ello, los agricultores y las asociaciones de productores están realizando grandes esfuerzos de modernización, con fuertes inversiones en secaderos, maquinaria e instalaciones de todo tipo. Cetarsa cada año invierte en mejoras en las fábricas para realizar mejor el trabajo y en mejores condiciones.

--¿Y estos esfuerzos hacen que se fume un producto mejor?

--El tabaco español ya está reconocido como el mejor de Europa. Tiene mucha más calidad que antes. Todos hemos hecho grandes esfuerzos, los agricultores miman cada día sus cultivos porque los clientes son muy exigentes. Insisto en la importancia del departamento de I+D y de los profesionales de Cetarsa, que supone un apoyo esencial para el cultivador, incluso a pie de campo.

--¿Y el futuro?

--El sector en Europa sufre continuos ataques de países no productores, de las directivas europeas, luego está el contrabando, el descenso del consumo... El futuro es una tarea de todos los que estamos en el mundo del tabaco: agricultores, asociaciones de productores, empresas de primera transformación, empresas auxiliares, multinacionales y las administraciones. Respecto a éstas, tanto el Ministerio de Agricultura como el Gobierno de Extremadura siempre han estado con el sector, como demuestra la reciente reforma de la PAC, cuando las previsiones eran más pesimistas. Hay que actuar desde la unidad, haciendo cada cual su trabajo con responsabilidad.