OBK no es solo una panda de nostálgicos, es también un regimiento de jóvenes que conoce y baila sus temas como si acabaran de salir al mercado. Hace 25 años que empezaron pero su música sigue siendo tan actual que algunas de sus canciones son himnos de la sociedad española. Hoy el grupo estará en la Caseta Municipal, pero antes Jordi Sánchez habla para EL PERIÓDICO.

-¿Qué traen a Cáceres?

-Estamos con la gira desde el año pasado celebrando nuestros 25 años en los escenarios y muy contento y muy feliz de volver a Cáceres, una ciudad a la que hacía mucho tiempo que no venía.

-¿Cómo han sido estos 25 años?

-Positivos, con momentos más o menos dulces. Si hace 25 años me dicen que habríamos llegado hasta aquí no me lo hubiera creído. Muy orgulloso porque OBK ha sabido aportar algo fresco al panorama musical español. Con nosotros se instauró la música electrónica, se perdieron los prejuicios y en ese sentido me siento un poco pionero y visionario.

-¿Qué aportaron?

-Frescura, estilo innovador, transmitir las emociones de otra manera. Son muchos factores, una personalidad que nos ha mantenido, hemos tenido una coherencia y hemos realizado un trabajo muy serio que el público ha sabido valorar.

-Sí, porque sus canciones son auténticos himnos...

-‘Historias de amor’, ‘Princesa de mis sueños’ o la melodía de la Vuelta Ciclista a España siguen siendo fundamentales para la gente en nuestros conciertos.

-Hablaba de la importancia de la música, pero la letra es un factor muy destacado de OBK...

-Efectivamente. Y eso que al principio nunca le di mucha importancia a las letras porque mi concepto era muy anglosajón, componía en inglés y la letra siempre era un pretexto. Me interesaban los sintetizadores. Pero OBK también ha conseguido atrapar a la gente con los mensajes, quizá porque tenemos una manera de ver el mundo y las relaciones que la gente comparte contigo. Se ve reflejada en lo que contamos.

-¿Cómo ve la música desde que comenzaron?

-Han pasado muchísimas cosas. La industria ha cambiado, empezamos con cassettes y ahora tenemos internet. Pero lo que no ha cambiado son las emociones y la música. Y en ello seguimos trabajando, en encontrar la magia.

-¿Y cómo ve el país?

-Soy un poco catastrofista, a veces pesimista, en ocasiones veo el vaso medio lleno... Pero también creo que la condición humana y la vida son maravillosas y tienen momentos muy bonitos. Por ejemplo, hemos dado un salto muy grande con las nuevas tecnologías, a mí me gustan mucho, pero hay veces que me cansan y me aburren. Es muy difícil esta pregunta porque es muy difícil contestar, explicar, resumirla, o decir una frase que luego sirva de titular. Creo que la vida es lo que tenemos, como somos, ya se sabe: hay días de horror y días que son maravillosos.