NACIO EN CATROMOCHO DE CAMPOS (PALENCIA) HACE 68 AÑOS. ES VICARIO JUDICIAL, DEAN DEL CABILDO, DELEGADO DE PATRIMONIO Y PRESIDENTE DE LA CONFEDERACION DE CABILDOS.

--¿Cómo afronta esta etapa?

--Con buen ánimo porque es una más de servicio sacerdotal y de colaboración más directa con el obispo para servir mejor a la Iglesia. Don Francisco Cerro es un hombre eminentemente pastoral y con una gran preocupación por los sacerdotes, religiosos, grupos y movimientos.

-¿Qué cree que ha valorado para elegirle como vicario general?

--Habría que preguntárselo al obispo. Llevo trabajando bastantes años en la vicaría judicial y tengo la experiencia del Cabildo Catedral con las instituciones y también con el clero a través de mi labor en la delegación de Patrimonio.

--Se muestra dispuesto a mantener el diálogo con las instituciones, pero sin perder la independencia...

--Hay campos en los que la ayuda y la colaboración se pueden hacer presentes como lo social, el patrimonio y la caridad. Pretendo continuar con esa relación dentro de la independencia de la Iglesia y las instituciones públicas y privadas.

--¿Cómo valora el grado de compromiso de las instituciones con la diócesis?

--Ha ido in crescendo en el campo del patrimonio. Las aportaciones han subido, aunque con la crisis quizá bajen. Ha habido algunas dificultades como el diálogo sobre la enseñanza, la educación o lo social. La diócesis está sacando adelante siete residencias sin apenas ayudas.

--¿Qué le pide a las instituciones?

--Que trabajemos por una misma causa. Que nos apoyemos y no tiremos cada uno por nuestro lado como a veces pasa en las cuestiones políticas y religiosas.

--¿Qué destaca de cada obispo?

--De Llopis Ivorra, su preocupación social por sacar adelante los problemas de vivienda. Jesús Domínguez fue un obispo cordial, con un espíritu abierto. Se unió esa inquietud del Concilio Vaticano II con su carácter abierto de buen andaluz. Ciriaco Benavente ha destacado por su sencillez y cercanía. Sacó adelante la estabilidad de las residencias. De Francisco Cerro admiro su capacidad de trabajo y diálogo. Está dando un empuje fuerte a los movimientos eclesiales y promoviendo la formación de los seglares.

--¿Guadalupe debería ser extremeña?

--Es una ilusión de la que participan ciudadanos y diócesis. Nos ilusionaría que fuera extremeña. Hay una comisión en Roma y unas gestiones que se han ralentizado y que han estado a punto de caramelo, pero se dio marcha atrás. Hay un movimiento ciudadano que se está poniendo en marcha y quiere impulsar esa inquietud lógica, sana y comprensible.