Una guapa y mujer colombiana, Diana, llega a Parada, una pequeña y bonita ciudad provinciana, con un casco antiguo bien conservado, pero a la vez detenida en el tiempo, que no evoluciona. Su pretensión es la de casarse con un hombre mayor, lo que motivará las reacciones de algunos personajes como Fausto Olivera, un médico cardiólogo que se enamora de ella. Es una pequeña dosis de la novela La Colombiana , editada por Norbanova y escrita por el profesor de Lengua y Literatura José Antonio Leal Canales, que presentó ayer durante la feria del libro cacereña junto a Pilar Galán y Jesús María Gómez y Flores. "Recrea el mito de Diana y Acteón, condenado por la diosa por haberla visto desnuda mientras se bañaba, a ser convertido en ciervo y a ser devorado por sus propios perros", cuenta Leal.

Parada ya ha aparecido en otras novelas del autor, que ahonda en la necesidad de apostar por la educación y la cultura, al contrario que la ciudad escenario de su novela. "Las ciudades que no lo hacen están condenadas a morir, a no progresar. Las tradiciones, la religión... Todo es necesario, pero tiene que venir acompañado de otros valores educativos y culturales", argumenta. Y señala posibles soluciones. "Es inconcebible que las páginas culturales de algunos periódicos regionales se reduzcan a comentar los programas de televisión de más audiencia. Le dedicaremos más atención cuando perdamos ciertos complejos que todavía nos atenazan", sostiene.

También desmenuza Leal Canales la complejidad de la carrera literaria en España. Y lo asocia, así mismo, con la "incultura" que, afirma, existe en España. "No basta con escribir y hacerlo bien. A veces es más eficaz tener un buen contacto. La gente no se fija tanto en los textos como en el nombre del autor", argumenta. Y finaliza comparando sus dos grandes ocupaciones: escribir y dar clases de Literatura. "Son actividades que se complementan. El problema es no tener las horas precisas para dedicarse en exclusiva a la primera. Yo me quedo con la enseñanza, que me lo ha dado todo".