TCtorren tiempos difíciles, el viento bandolero sopla en mi cara, toca salir a la calle toreando el temporal sin un duro en el bolsillo con cara de resignación con la inquietud por bandera, con un suspiro ajusticiado en la garganta y una presión en el pecho, la agonía hace equilibrio al borde de un precipicio.

No sabemos nada sobre nuestro futuro, ¿qué más da si nuestro presente se encuentra embargado en la cuerda floja a cien metros sobre el suelo, donde albergaban nuestros sueños los mismos que hoy se esfuman por las rendijas de las targeas debido a esta inexorable realidad?

Atados de pies y manos por políticos, títeres que venden promesas vacías y manejan los hilos de nuestro porvenir, encantadores de serpientes que se camuflan bajo piel de cordero, que alzan la voz creyéndose sus propias mentiras, señalan con su dedo mostrándonos el camino correcto, una senda de sacrificio que siempre es ajeno a sus pasos.

Solo nos queda seguir apretando los dientes, hacer un agujero más a nuestro oprimido cinturón, enardecer una sonrisa tímida para encubrir esta incertidumbre del que somos presas, tragar saliva y tocar madera aguardando nuevas buenas que susciten una chispa de alegría que nos despierte de esta pesadilla.

XHONOREx de Balzac, novelista francés del siglo XIX, escribió "En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte". Espero que nuestros corazones se curtan y se hagan más fuertes para poder sobrellevar estas embestidas de la vida, me encantaría descubrir algo positivo con todo esto, pero solo me provoca vislumbrar un paisaje lúgubre y sombrío.

Andaré sobre la cuerda floja sin mirar hacia abajo, como un auténtico funambulista, luchare por mantenerme en pie, sabiendo que muchos caerán al vacío, amigos, compañeros, detrás de ellos una historia por contar, saldré a la búsqueda del estimulo suficiente para permanecer, sé que lo hallaré en las palabras de ánimo, en las muestras de cariño y en el apoyo incesante.