TNtunca he tenido inconveniente en reconocer que tengo una discapacidad física, así nací, crecí y acepté el rol que me había asignado la vida, jamás me he escondido detrás de mis limitaciones, ni me he dado por vencido, nunca he vendido lástima o pena soy lo que soy y hago frente a la vida desde un prisma de superación y normalidad.

No soy diferente a nadie y tampoco lo pretendo, mi discapacidad no ha hecho más dura mi vida, no puedo decir lo mismo de aquellas actitudes y acciones de otros hacia mi persona, a muchos le resulta más fácil cerrar los ojos y mirar hacia otro lado y no saber apreciar que todos somos iguales con nuestros defectos y nuestras virtudes.

Desde hace 14 años trabajo para la Federación de Asociaciones de Discapacitados Físicos y Orgánicos COCEMFE CACERES, promocionando y defendiendo la condición de vida de las personas con discapacidad física y orgánica de la provincia de Cáceres, en busca de una plena integración social.

Según datos del Observatorio Estatal de la Discapacidad somos más cuatro millones de personas en España los que tenemos algún tipo de diversidad funcional, lo que supone casi un 9% de la población, casi un millón y medio nos encontramos en edad laboral, aunque lamentablemente solo un 28% tenemos un trabajo.

El camino para conseguir una sociedad inclusiva se basa en la comprensión y el respeto, en la que se acepten a todas las personas tal y como son, la falta de sensibilización y los prejuicios sociales crean una barrera infranqueable, actitudes excluyentes que contribuyen que en muchas ocasiones no podamos ser ciudadanos de pleno derecho.

Tener una discapacidad no lleva implícito ser incapaz, todos tenemos alguna discapacidad para desarrollar alguna cosa, y la capacidad de realizar otras. Todos tenemos derecho a tener un trabajo para que la dignidad y la justicia estén siempre por encima de la caridad.