Cuando José Luis Caldera (1934, Cáceres) tenía 12 años acudió a un emotivo acto de misiones de la mano de su madre. El sacerdote alzó un crucifijo y dijo: "Tú puedes salvar al mundo" . El pequeño José Luis pensó que se lo decía personalmente. Aquella frase le impactó tanto que poco después ingresó en el Seminario, no para salvar a la humanidad, pero sí para aportar su grano de arena. Hoy, con 76 años y 50 de sacerdocio, se levanta cada día con la misma idea.

Su talante le convirtió pronto en uno de los sacerdotes más conocidos de Cáceres, con una virtud especial para tratar a los niños y a los jóvenes. Durante décadas ha dado clases en numerosos centros (Josefinas, Carmelitas, Sagrado, Norba...). Y es que con él las misas siempre han sido diferentes, divertidas. Por eso le duelen los casos de pederastia en el entorno de la Iglesia. "Quien lo ha hecho, que lo pague ante la justicia, pero me duele en el alma que se pueda generalizar, porque muchos tenemos las manos limpias, jamás se nos ha pasado por la cabeza algo así. Mi mayor gloria en cincuenta años es la entrega y dedicación a la infancia y la juventud", declara.

Realista y ciudadano de su tiempo, José Luis Caldera también lamenta la distancia entre la religión y los jóvenes. "Han cambiado, son buenos, trabajadores y eficientes, pero viven en un mundo materialista donde la onda religiosa cuesta mucho, donde es difícil compaginar el mensaje de Dios. El 90% no acude a misa, en sus casas no hay costumbre", reflexiona. Por eso considera que "vamos a una Iglesia de minorías, con menos fieles pero de creencias profundas, muy comprometidos. A ver si el Espíritu Santo sopla fuerte sobre todos...".

El sacerdote, que también tiene una inclinación especial hacia los enfermos con visitas diarias a clínicas, es un auténtico enamorado de Cáceres, de su patrimonio, de sus iglesias centenarias y de sus tradiciones. "Entre mis recuerdos más intensos siempre estará la bajada de la Virgen de la Montaña, es un día especial", señala. Si volviera a nacer, no lo dudaría: "Sería sacerdote porque me encuentro plenamente feliz".