Once de los últimos 20 años ha sido alcalde y en varias ocasiones, como sucede ahora, ha ostentado igualmente el cargo de presidente de turno del Grupo Español de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, al que Cáceres pertenece junto a otras 11 ciudades del país que también cuentan con la denominación de la Unesco y que se agruparon en torno a este colectivo. José María Saponi habla de la importancia que la declaración ha tenido para una ciudad que encuentra en el turismo uno de sus principales motores de desarrollo.

--¿Qué significó para Cáceres la declaración de la Unesco?

--El reconocimiento de un valor cultural y, por tanto, un respaldo importante. Pero, además, desde entonces Cáceres empezó a ser más conocida y su imagen y difusión se han multiplicado. Con la declaración todo fueron ventajas y la ciudad se convirtió en una referencia importantísima desde el punto de vista turístico.

--¿Cómo recuerda el momento de la declaración?

--Recuerdo la alegría que se produjo en la ciudad. En esa fecha era alcalde Juan Iglesias Marcelo y concejal de Relaciones Internacionales, Juan Bazaga Sánchez. Ellos, en representación del ayuntamiento, fueron a París, a la sede de la Unesco. Y hubo, naturalmente, una alegría no sólo de los que tuvieron la responsabilidad de configurar el dossier, que fueron muchos (ayuntamiento, universidad, intelectuales, entidades sociales, culturales, institucionales, políticas...) sino del conjunto de la ciudadanía.

--¿Y cómo ha evolucionado Cáceres desde entonces?

--Fue un empujón importante al que hay que añadirle el trabajo que todos los que han venido detrás hemos realizado. Me refiero a las corporaciones posteriores a las de la declaración, la de Iglesias Marcelo, la de Carlos Sánchez Polo y la actual. Creo que se ha hecho un largo recorrido porque teníamos una ciudad con carencias importantes y había que entrar en ellas para hacer de Cáceres una ciudad de cultura, de turismo, solidaria y participativa.

--¿Qué mejoras son esas?

--Se ha conseguido más eficiencia en el trabajo y más eficacia sin subir los impuestos. Las iniciativas privadas y de los propios ciudadanos se han multiplicado. En 1986 Cáceres tenía del orden de los 70.000 habitantes y hoy andamos cerca de los 90.000. La ciudad es más apetecible y se ha desarrollado en buenas proporciones. Ahora estamos en el punto final de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana que construirá una ciudad del siglo XXI, totalmente nueva y distinta a la que teníamos en 1986. Pero además ha habido un cuidado muy especial en la ciudad monumental. La hemos mejorado.

--¿Y con qué objetivo?

--Para que además de un museo sea un espacio para vivir y con actividad económica. Nuestro objetivo ha sido modernizarla para que la gente viva con la comodidad del siglo XXI y con los mismos servicios que se prestan a los modernos barrios. Al mismo tiempo, se han hecho proyectos y se ha invertido mucho dinero en la conservación y rehabilitación de los espacios que configuran el conjunto monumental. También se ha regularizado el sistema de restricción del tráfico y se ha trabajado para unificar las terrazas de los establecimientos públicos. Creo que se han hecho políticas muy activas, con inversiones del Plan de Excelencia Turística y del Plan Urban, con importantísimas inversiones en la parte este del casco antiguo.

--¿Cómo influyó turísticamente en Cáceres esa declaración?

--Muchísimo y notablemente, sobre todo porque Cáceres está en las principales ferias turísticas del mundo: Londres, Nueva York, Berlín, América Central... Además, formamos parte de un convenio con Turespaña y próximamente iremos a un encuentro a Toronto. Hemos dejado de ser desconocidos y seguimos sorprendiendo al turista por nuestro valor cultural y monumentalidad. Y como consecuencia de ello han aumentado las actividades económicas que necesita el visitante de la ciudad: restauradores en general y hoteles.

--¿Cómo presidente de turno de Ciudades Patrimonio qué reclamaciones hace al Gobierno?

--Una participación activa. Por ejemplo, ahora hay una propuesta no de ley de un diputado de Segovia en el Congreso --que espero sea apoyada por todos--, en el sentido de que en los Presupuestos Generales del Estado figure una partida concreta todos los años para ser invertida en la rehabilitación y conservación de estos espacios, que en estos momentos no la hay. El gobierno central y los autonómicos tienen que colaborar con los ayuntamientos porque no son sólo los consistorios los responsables de la conservación, también las demás administraciones. Los servicios que se prestan en los conjuntos monumentales son, en proporción, más caros que los que se prestan en los barrios modernos. Por eso, la exención del pago en el Impuesto de Bienes Inmuebles debería revertir a los ayuntamientos para que no pase como ahora, que ese dinero no se ingresa en ningún sitio.

--¿Si Cáceres logró la declaración de la Unesco, confía en que alcance la capitalidad?

--Nuestra declaración como ciudad patrimonio será determinante para alcanzar la capitalidad. De hecho, una de las razones principales que abogan por la candidatura del 2016 es precisamente esa declaración. Eso es lo principal y de ahí se parte, además de otras consideraciones que se añadirán como ciudad moderna y del siglo XXI. Tengo una gran esperanza de que seamos nominados ciudad europea de la cultura y lo digo desde un punto de vista objetivo, no desmereciendo en absoluto a las demás nominadas. Pero Cáceres tiene unas singularidades específicas que no se dan en otras: estamos en el oeste, en el camino obligado entre dos naciones, a la misma distancia de Lisboa que de Madrid. Cáceres es ciudad cómoda, solidaria, apetecible.