Acaba de cumplir 55 años y dice que ya empieza a dolerle el cuerpo antes de que el próximo 12 junio inicie en Madrid la gira de su nuevo disco. Al teléfono, José Mercé es un tipo al que le gusta hablar. No rehúye preguntas y hasta se atreve con Mourinho. "Los periodistas os vais a divertir", dice este madridista de pro, dando ya por hecho el fichaje.

El cantaor jerezano será esta noche la gran estrella de la segunda entrega de la XXXVI del Festival Flamenco de Cáceres que, con entradas a 10 euros en la sala Capitol a las 21 horas, contará también en el cartel con Simón Niño de la Ribera y Raquel Cantero al cante, los guitarristas Moraíto y Juanma y el cuadro de baile de Carmen Osado. "Volver a esa ciudad siempre es especial. Me siento muy de Cáceres y tengo grandes amigos", afirma el artista, que ofrecerá un recorrido por los cantes tradicionales y temas de su cosecha.

Como si acabara de empezar, a Mercé los escenarios le mantienen vivo. "Cada día tengo más ilusión y más ganas. Es una maravilla que la gente comprenda tu trabajo con el paso de los años", reflexionaba ayer. Pero al cantaor lo que más le emociona es el cariño que se ha ganado entre el público. "Si de algo me vanaglorio, es de eso. Que la gente me quiere mucho. Eso se nota", asegura.

Y es que el cantaor tiene claro que ha recibido del flamenco más de lo que él le ha dado: "Lo es todo para mí. No sabría vivir sin él. Es una forma de vivir y, además, no he hecho otra cosa en mi vida", confiesa.

El contenido

Con Ruido , título de su nuevo trabajo, Mercé explica que quiere transmitir "mucho amor y mucho amor en estos tiempos de desasosiego y de crisis, con tanto paro". Asiduo a los grandes escenarios, a él le sigue gustando pisar en festivales. "Tienen corazón, alma, sentimiento y sensibilidad. Afortunadamente, todavía existen en el mundo del flamenco. Eso es importantísimo. Los grandes eventos son otra historia. Cuando voy a un festival como el de Cáceres, me siento muy bien", añade.

Se ríe José Mercé cuando habla del paso del tiempo, aludiendo a sus amigos de la Peña Flamenca. "Llevan toda la vida luchando por el flamenco a cambio de nada. Eso sí que es importante. A quien le gusta, le cuesta siempre. Hay que tener una gran afición", afirma.

Dice que "el que manda es el público. Tiene todo mi corazón" y añade que "hay buenos mimbres para el futuro", pero percibe que "todo va muy rápido. Antes de sentarse en una silla, hay que cantar para bailar". Palabra de maestro.