Hace 30 años encontró el amor, buscó su fama y aprendió que la bola del mundo se domina siendo uno mismo. Jose Polo, sereno y sincero, descubre en esta entrevista su universo cuando a punto está de cumplir su sueño: clavar Atrio en el corazón del medievo.

--De pequeño yo también tuve una bola del mundo...

--Mi bola del mundo fue mi universo personal.

--Cada noche cerraba los ojos, le daba vueltas y no paraba hasta que mi dedo la hacía detenerse en Argentina, el país al que mi tío Octavio se fue en busca de petróleo...

--Nunca tuve un tío Octavio.

--Veintiún años después de aquello, la bola no me llevó a Argentina, me trajo a Cáceres...

--Aquí es donde me tocó vivir y donde creo que moriré.

--Y nada más pisarla un amigo me dijo: hay dos cosas que hacen universal a Cáceres, una de ellas es su ciudad monumental, la otra se llama Atrio...

--No creo que sea tanto, intentamos hacer algo diferente.

--Y hoy le tengo frente a mí, con una bola del mundo que mira hacia Argentina, y en Cáceres, la ciudad que usted y su otra mitad han hecho universal...

--Ponemos un trozo, un grano de arena, para intentar que se la conozca de una forma determinada.

--¿Cómo se vive siendo la mitad de un tándem desde... 1986?

--Llevamos siéndolo desde mucho antes. Llevamos siéndolo 30 años. Bueno, ya sabe como son las relaciones, complicadas, difíciles... pero bien.

--En una ciudad donde ser libre parece pecado...

--Las cosas tienen que pasar en tu universo, en tu bola.

--Donde el que destaca está condenado a la guillotina...

--Creo que eso es un mal de toda una sociedad, no creo que sea exclusivamente de Cáceres.

--Donde la palabra fidelidad es carca de tan manida...

--O de tan mal utilizada.

--Aún así, usted tampoco cogió un avión para Argentina. Se quedó en Cáceres y en ella ha construido su universo...

--Fue una decisión personal, o quizás un miedo a otras cosas.

--Ha hecho que Atrio sea dentro de poco lo que siempre debió ser: un patio porticado a los pies de San Mateo...

--Espero...

--Pese a quienes le acusaron de frívolo por tratar de hacer un cubo en la parte antigua...

--No lo explicamos, no nos entendieron... pero todos los proyectos importantes llevan un proceso y creo que ahora, viéndolo desde la lejanía, quizás era el proceso que se tenía que pasar y quizás tenía que doler para sentirlo y para hacer una obra mejor.

--Y de esnob por haber comprado un palacio...

--Son unas casas, nunca fueron palacios, nunca habitaron nobles en ellas.

--Y dijeron que Atrio es solo cosa de ricos...

--En absoluto. Atrio es para aquellos que son capaces de disfrutar con cosas sencillas, el cuántas veces depende de la economía de cada uno, evidentemente.

--¿Acaso por sus platos, sus cuadros, sus estrellas Michelín?

--Quizás lo más importante es el cariño, que es lo que todos necesitamos, lo no tangible, que no está dentro de las listas de precios, ni de las estrellas, ni de los puntos, ni de las guías...

--¿El prestigio de Atrio se mide por lo que vale o por lo que es?

--Por el esfuerzo de Toño, de todo un equipo, del mío personal.

--¿Buscó o encontró su fama?

--Buscas la diferenciación con los demás. La fama fue llegando, un poco buscada, uno la busca y luego hay veces que le cuesta trabajo digerirla y quererla, pero intento llevarla.

--Porque algo bueno tendrá que haber hecho usted para lograr que dos de los arquitectos más prestigiosos de este país hagan de ese palacio un Relais&Chateaux...

--Hablamos con ellos, les propusimos el proyecto, creo que los enamoramos de la ciudad, de la comida, dicen que con el estómago se llega a todos sitios. Y Toño les hizo platitos... y ellos se pusieron a trabajar.

--Y diría más, para conseguir que la coleccionista Helga de Alvear se diera cuenta de que en esa bola del mundo también estaba Cáceres...

--Con ella utilizamos la misma táctica. Fue plantear lo positivo que sería para la colección estar en Cáceres y la de cosas que había que hacer en Cáceres y lo importante que podía ser para la ciudad. Ella lo entendió.

--Para hacer que Atrio sea un punto de referencia de la restauración internacional...

--Queremos vender sueños, que la gente se sienta como soñando cuando venga al atrio porticado.

--¿Usted es Jose o José?

--Jose.

--Con o sin acento me parece un hombre de contrastes...

--Sin acento lo prefiero porque me siento más cercano. Es cierto que cuando acentúo le doy cierta formalidad.

--Serio-divertido, cercano-distante, reflexivo-fanático...

--Serio-divertido a veces, muy cercano y muy distante, poco reflexivo, cada vez menos fanático.

--¿Hidalgo?

--(Hace un silencio). Enamorado.

--Un buen relaciones públicas al que le cuesta destapar su yo...

--(Hace un nuevo silencio). El más íntimo, que no tiene nada que ver con sexualidad ni formas de vida, sí.

--Porque detrás de tanto tópico en torno a sus circunstancias se esconde usted mismo...

--Totalmente.

--¿Qué es la capitalidad?

--Una ilusión. Una ilusión que debemos aprovechar sin importarnos si llega o no, lo importante es andar el camino, nada más.

--¿Me dedica un vino?

--Un vino que emocione, un Mersault blanco de Borgoña, de Coche Dury. Es un vino maravilloso.