El único herido por el incendio ocurrido la pasada semana en los Llanos de Cáceres continúa ingresado en el hospital Virgen de la Montaña. A pesar de haber sufrido quemaduras de primer y segundo grado en distintas partes del cuerpo, Alejandro Jiménez, de 22 años, permanece estable y fuera de peligro.

El joven es hijo del arrendatario de las fincas Los Arrogatos y Corral Blanquillo, dos de las más afectadas por el fuego al resultar calcinadas casi en su totalidad. El herido, estudiante de Obras Públicas, explicó ayer que decidió ir ayudar a su padre cuando tuvo conocimiento a mediodía del pasado miércoles de la gravedad del incendio: "Cogí un tractor e intenté apagar algo, pero era imposible. Cuando volvía a la casa, el incendio me rodeó al cambiar el aire y no me dio tiempo a escapar. El fuego me pasó por encima como si fuera una llamarada", señaló.

MALA ACTUACION A continuación, Alejandro fue trasladado a un centro hospitalario con quemaduras en el rostro, el costado, el brazo derecho, la mano izquierda y la cabeza. Preguntado por las causas de que el incendio se propagara tan rápido, afirmó que "los bomberos no actuaron bien. Que el fuego recorra tantos kilómetros en llano, durante tanto tiempo y con sólo pasto, me parece vergonzoso",

Alejandro, que recibe varias curas diarias de sus heridas, añadió que suele ayudar a su padre en las tareas del campo. "Llevo 20 años yendo a los Arrogatos. Mis padres viven allí". No recuerda un incendio con la magnitud del ocurrido la semana pasada y afirma que Los Llanos simbolizan la forma de ganarse la vida de su familia. "Es un palo muy grande, sobre todo para mis padres que están bastante afectados, aunque yo estoy bastante animado", indicó.