El botellón es un hijo de su tiempo, de un tercer milenio con jóvenes abocados a la espiral del consumo al ritmo de los adultos. Es un fenómeno propio de la era postmoderna actual, y así lo describen los profesores de la Universidad de Extremadura que participan en el libro Del botellón... al botellín , publicado por la antropóloga cacereña Esther Masa. Y no sólo lo dicen ellos. Coinciden con otra publicación del 2004 que analiza esta práctica en el contexto extremeño bajo el título Botellón. Un conflicto postmoderno (Baigorri, Fernández y GIESyT).

Esta nueva era se entiende como la caída de los grandes referentes religiosos, políticos y sociales. "Han dado paso a los nuevos padres postmodernos: el dinero, el individualismo, la publicidad, el consumo, la televisión, los ídolos mediáticos o los artilugios tecnológicos. Todo cambia rápido", subraya Esther Masa. Por ello, el botellón "lleva muchísimos rasgos de la sociedad del híper-consumo", explica en el libro Beatriz Muñoz, socióloga. Los jóvenes, recuerda, se han educado en "el dejar hacer" y en un ocio poco creativo. "Ni como adultos sabemos qué hacer con el ocio, es muy pasivo, muy alienante"

Para el filósofo Isidoro Reguera una de las causas que explican este fenómeno es el desánimo de las nuevas generaciones ante un futuro incierto: "Se trata de una reacción lógica de la juventud (...) no tienen muchas expectativas (...) se le han truncado muchas ilusiones (...) Cuando hacen botellón no es que quieran emborracharse..., están buscando". El antropólogo Domingo Barbolla también se refiere al "ritmo cambiante de la sociedad, donde apenas nada queda inmóvil y mucho menos con aquéllos que reivindican nuevas formas de estar y relacionarse, los jóvenes, y una de sus múltiples formas es el botellón ".

La psicóloga Guadalupe Fajardo Caldera también se refiere a esa influencia de los padres de la férrea época franquista, que han dado a sus hijos todas las libertades sin inculcarles la responsabilidad necesaria. Y ello en una feroz sociedad de consumo. "Cuanto más tengas y cuanto más a la última estés, más valioso eres. Llenamos las casas, llenamos los armarios...", afirma.