Con frecuencia, los jóvenes suelen ser protagonistas de malas noticias. Algunos desaparecen estúpidamente tras la mezcla del alcohol, o cualquier otra sustancia dopante, con el volante o el manillar. Algunos lo son por alterar la convivencia vecinal, efecto nocivo de la ingesta de alcohol, o cualquier otra sustancia dopante, y de la mala educación cívica.

Pero hete aquí que, como ha sucedido en otras ocasiones, una noticia me ha hecho reflexionar sobre los jóvenes que no suelen ser protagonistas.

Hay una gran mayoría, menos ruidosa que la que he mencionado antes, que viven una vida intensa, inmersos en una realidad que les cala hasta lo más hondo. Unos aquí y otros fuera, viven en contacto con las personas más desfavorecidas, aportando su vitalidad, su alegría, sus conocimientos y sus ganas de vivir a quienes lo tienen más difícil.

Son jóvenes que con su ejemplo calman el desasosiego de quienes vemos pasar nuestro tiempo incapaces de avanzar en la resolución de problemas que parecen eternos e insolubles. Ellos sí se comprometen de verdad y lo dejan todo por estar hombro con hombro con quienes más lo necesitan.

Luego son capaces de venir a contárnoslo para que veamos como lo que nos parece poco, su solidaridad, es muchísimo. Gracias Mónica. Tu ejemplo nos ayudará a focalizar la mirada hacia jóvenes que como tú nos llenan de esperanza y nos demuestran que con un poco de cada uno, es posible cambiar el mundo.

*Colaboración semanal de Guardiola, que se publica a título póstumo.