Juegos, música, pegamento, tijeras, papeles, libros, lápices de colores... Son las herramientas que adornan durante este verano el centro municipal de participación social de Aldea Moret, donde alrededor de 20 niños y niñas participan en el taller de apoyo escolar, una iniciativa organizada por el Instituto Municipal de Asuntos Sociales (Imas) del Ayuntamiento de Cáceres, en colaboración con la Fundación del Secretariado Gitano, y que se desarrolla durante todas las tardes en el centro de participación social del barrio. Esta iniciativa va dirigida a niños y niñas de 3 a 13 años, para reforzar lo que han aprendido durante el curso y fomentar los hábitos de estudio. "El objetivo de los talleres es frenar el absentismo y el fracaso escolar que se da entre los menores gitanos de Aldea Moret", explica Miriam López, educadora social.

Según López, una de las medidas que se ha adoptado para evitar el absentismo escolar es contratar a un mediador gitano, para que les explique a las familias los valores de la educación y la importancia de asistir a las clases.

El taller de apoyo escolar se realiza todo el año, durante tres horas diarias. En verano se incluyen actividades lúdicas, para que los niños aprendan divirtiéndose. "En la primera hora los niños realizan sus deberes y les ayudamos a leer, luego se realizan diversos talleres, por ejemplo manualidades, como monederos de plástico y murales. Los pequeños llegan con muchas ganas de aprender", comenta Roberto Núñez, de la Fundación del Secretariado Gitano.

Dos monitoras ayudan a los pequeños en sus actividades y les resuelven sus dudas. Marisa Arroyo, educadora y monitora infantil, asegura: "Les ayudamos a reforzar lo poco que tengan, porque muchos de ellos están carentes de cosas básicas; por ejemplo hay niños que no reconocen las letras, que no saben leer, ni contar. Cada niño es un mundo y según el nivel que tengan le ayudamos". Los más pequeños, de tres y cuatro años, se entretienen pintando, "los mayores son quienes necesitan más apoyo en el estudio", señala esta profesional.

Como en familia

Según Arroyo, en el taller participan más niñas que niños y todas las cosas que se hacen constituyen algo nuevo para ellos. "Los niños no tienen la obligación de venir todos los días, pero hay un grupo de niñas que no faltan nunca. Se divierten realizando manualidades, por ejemplo, estos días estamos haciendo monederos y las niñas están muy ilusionadas. Aquí casi todos son familia y buenos amigos y eso les ayuda a estar más tranquilos y contentos".

Janet Vargas es una niña de ocho años que trabaja muy ilusionada en la construcción de su propio monedero. Es una niña estudiosa y con ganas de aprender. "He aprobado todo porque me gusta estudiar --explica--, también me gusta venir todas las tardes a hacer los deberes y a jugar aquí, al principio no quería, pero ya me he acostumbrado".

Sara Navarro también tiene 8 años y está en tercero de Primaria. "Yo me lo paso muy bien aquí con mis amigos, hacemos monederos, aprendemos canciones... Lo que más me gusta es trabajar, estudiar me gusta menos, me han quedado tres, por eso tengo que esforzar y estudiar mucho aquí", asegura.

Marisa Arroyo señala que además de ayudarles en sus deberes y realizar actividades lúdicas con los pequeños, inciden muchos en temas de cultura general, en temas de higiene y de alimentación.