La Sala Segunda de la Audiencia Provincial tendrá que determinar si hubo o no consentimiento en una relación sexual entre dos jóvenes, ocurrida durante la feria cacereña del 2004, para dictaminar un caso de abusos sexuales juzgado ayer y que quedó visto para sentencia. El fiscal y la acusación particular pidieron para el imputado una pena de prisión de 7 y 10 años, respectivamente, y una indemnización por las secuelas psicológicas de la denunciante, mientras que la defensa solicitó la absolución.

El acusado, J. A. B. M., mantuvo que la chica le besó y consintió que la tocara, mientras que ella aseguró que no le conocía previamente de nada y que dormía cuando se lo encontró encima de ella. Dos testigos también realizaron declaraciones discrepantes al respecto.

J. A. B. M. declaró que conoció a la joven en el botellón del ferial la madrugada del domingo 30 de mayo. "Me la presentó un amigo", dijo. Esa mañana, el primo de ella llevó al acusado y a un amigo al piso donde también vivía la joven para continuar bebiendo. Allí, según su relato, cuando fue al baño se encontró con la mujer, se besaron y en la habitación de ella se tocaron. "Ella se quitó el sujetador y el tanga (...). Ella quería, pero entró su primo y se enfadó porque decía que con él allí, no", aseguró. Sólo reconoció tocamientos y no que la penetrara vaginalmente.

El acusado reconoció que en su primera declaración ante la policía negó todos los hechos por miedo a que se supiera su infidelidad, ya que entonces estaba casado y tenía una hija de las que, dijo, se encontraba actualmente separado por la denuncia.

RECESOS Y LLAMADA AL ORDEN La víctima relató, por su parte, que no conocía al acusado con anterioridad al hecho ocurrido en la habitación, que estaba dormida y no notó que la estaba penetrando hasta que despertó. "Me desperté porque mi primo me estaba llamando y tiraba de él", manifestó. Reconoció haber oído que el acusado le decía a su primo que ella quería.

La joven tuvo que interrumpir en varias ocasiones su declaración por los nervios y el llanto que le impedían articular palabra para responder con claridad a las preguntas. La magistrada hizo dos recesos para que pudiera calmarse y retomar su testimonio. También llamó al orden en dos ocasiones al acusado por interrumpir las intervenciones de la denunciante y su abogada para rebatir sus palabras.

El primo de la denunciante testificó que, tras llegar a la vivienda los tres chicos, el acusado pidió ir al baño y, ante su tardanza, fue en su busca. "Al no encontrarle en el baño, entré en la habitación de mi prima. Ella estaba dormida y él encima con los pantalones bajados", dijo.

Asimismo, el tercer chico que subió al piso apuntó que cuando el primo fue hacia las habitaciones, él se dirigió al baño y se encontró en el pasillo con la denunciante desnuda y poniéndose un albornoz, invitándoles a ambos a marcharse de la casa porque su primo "se había enfadado". El joven recordó que volvió horas después a la casa porque se había dejado el móvil y que le acompañó el imputado.

ACUSACION Y DEFENSA El fiscal y la acusación particular consideraron que se había acreditado que los dos jóvenes no se conocían con anterioridad y que el chico aprovechó la inconsciencia de la joven para abusar sexualmente de ella sin su consentimiento. Ambos piden, además de la pena de cárcel, 12.000 y 60.000 euros de indemnización, respectivamente, por las secuelas psicológicas que padece la joven a raíz del hecho, ya que se le ha diagnosticado un síndrome de estrés postraumático con 142 días de incapacidad.

El abogado defensor mantuvo su solicitud de absolución por considerar que la relación sexual fue consentida y que no existían pruebas que derribaran la presunción de inocencia, puesto que no se hallaron semen ni lesiones vaginales en la víctima en el reconocimiento médico.