Las obras del Hotel Atrio continúan de momento su marcha. El juez titular del Juzgado número 5 de Cáceres, Joaquín González Casso, recibió ayer las diligencias de la fiscalía aunque según advirtió a este diario "ni he tomado aún una decisión ni lo haré en los próximos días". La razón es que van a seguir practicando una serie de diligencias entre las que están la solicitud de nuevos informes que servirán al juez de base para decidir la continuidad o no de las obras de Atrio.

La información resultante de esas nuevas diligencias completarán la documentación que ya ha recabado la fiscalía. "Se han solicitado informes al ayuntamiento, al Ministerio de Cultura y a la Junta, con el fin de que todos los expedientes que se encuentran en distintas administraciones públicas, y que fueron necesarios para el inicio de las obras, permitan determinar las condiciones en las que se han concedido las distintas licencias", señaló una fuente autorizada de la fiscalía.

Los informes que se han recabado en el Ayuntamiento de Cáceres son relativos tanto a la información previa para la aprobación de la licencia de obra como al desarrollo de la intervención. Sobre esto último, se han recopilado informes técnicos sobre la maquinaria o los procedimientos que se han empleado para realizar el derribo y la excavación de seis metros de profundidad en todo el solar, así como informes municipales sobre los daños que presenta el Palacio de los Golfines. Estos están en el juzgado. Los del Ministerio de Cultura no han llegado.

PARTE DE LA DENUNCIA Toda la información recogida es complementaria del informe técnico que presentó el año pasado la propiedad de los Golfines, Mercedes López- Montenegro y Pascual Churruca, cuando interpusieron la denuncia en el Juzgado número 5 de Cáceres por los daños que consideraban que estaba ocasionando a su inmueble la intervención realizada en el solar situado a dos metros de su palacio de la calle Olmos. "Ellos aportaron el informe de un arquitecto que confirmaba la existencia de grietas y vinculaba los daños en el palacio a esa obra", confirmó esta misma fuente.

La fiscalía entiende que cualquier daño sobre un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), como es el caso del Palacio de los Golfines, es "irreparable" desde el punto de vista cultural, aunque puedan subsanarse los daños. Por ello considera que si hay alguna posibilidad de que la obra de Atrio ponga en peligro el edificio "siempre será mejor pararla aunque sea de forma cautelar", dijo en referencia a la propuesta que han elevado al juez del caso. En todo caso, desde el mismo órgano reconocen que el informe aportado por la propiedad demandante es insuficiente puesto que se ha hecho bajo encargo de los autores de la denuncia.

Por eso han solicitado al juez que designe a un perito que elabore un nuevo informe técnico en el que se evalúen los daños que afectan al Palacio de los Golfines, si estos se han producido como consecuencia de la obra o por otros motivos y si los daños suponen algún riesgo para la estabilidad del edificio. En ese punto se encuentra ahora la investigación y de lo que concluya ese informe y los que paralelamente está recabando el juez dependerá la decisión final sobre la obra.

Precisamente a la valoración de los daños por parte de un perito imparcial se refirió ayer la propietaria de los Golfines, Mercedes López-Montenegro: "Lo que nosotros hemos pedido es que se haga un peritaje imparcial y por tanto judicial, que determine si los daños tienen relación con las obras. Y si determina que no se puede atribuir, pues no", insistió. La propietaria defendió además las tareas de mantenimiento que realizan y que cuestionaba uno de los informes municipales que leyó el jueves el propietario de Atrio, José Polo. "Es uno de los palacios privados de la ciudad monumental mejor conservados, y tengo facturas que demuestran los trabajos que se realizan", señaló López-Montenegro.

Entre ellos se refirió a la renovación de 1.600 metros de tejado que se llevó a cabo en 2002 y los tratamientos contra las termitas que se aplican desde hace tiempo. Además negó que las almenas supongan un riesgo para los viandantes por posibles desprendimientos "puesto que no dan a ninguna calle, sino a un patio del palacio", dijo y cuestionó el daño que hacía a su negocio --el restaurante que se encuentra en la planta inferior-- que hablaran "de forma ligera" de posibles desprendimientos.