La fantasía sexual ya puede comprarse en Cáceres. El sex-shop Picardías abrió el lunes sus puertas al público en el local número 20 de la galería comercial Cánovas, en la segunda planta, con un doble objetivo: activar la imaginación de los cacereños en la cama y enmendar el fracaso de los dos sex-shops que hace más de una década regentó el mismo empresario, Julián Sánchez, en las calles Toledo y Parras.

Picardías es un sex-shop discreto. Nada de letrero luminoso ni escaparate escandaloso. Su presencia es difícil de localizar en el laberinto de espacios semivacíos del centro comercial de la avenida de España. Unas cuantas piezas de lencería provocadora y un cartel de prohibida la entrada a menores de 18 años, apenas insinúan el catálogo de juguetes sexuales que ofrece en su interior, a salvo éste de miradas curiosas por unas cortinas. "La discreción es imprescindible para los clientes", explica Julián Sánchez.

La oferta actual del mercado del sexo tiene un amplio muestrario en Picardías. Toda clase de vibradores y consoladores, incluso los de última generación (los rotatorios), preservativos de colores y sabores, lencería de látex, muñecos hinchables, bolas chinas, látigos, esposas, extendedores o estranguladores de penes con formas y colores divertidos, artículos de broma y un largo etcétera llenan las estanterías del local.

El lunes, el primer día, "se vendió de todo", dice Julián Sánchez sin dar cifras de ventas. Un andro-penis , un artilugio ortopédico que promete alargar el pene si se usa de 9 a 10 horas diarias durante 4 a 6 meses, fue uno de los productos vendidos, también una novedosa muñeca hinchable succionadora con mando a distancia.

"Se nota que la gente está despertando y el programa de Lorena Verdún --Dos rombos , en TVE-1-- hace mucho", declara. El propietario del negocio confía en que el cambio de mentalidad de los últimos años contribuya a su rentabilidad. Si fuera cierto el dicho de que a la tercera va la vencida, Picardías tendría su éxito asegurado.