NACIO EN CASAR DE CACERES, 1948.

ESTADO CIVIL CASADO, TRES HIJOS.

PROFESION OFICIAL EN UNA EMPRESA DE DERIVADOS DEL CEMENTO.

TRAYECTORIA COMO CANTAOR 11 AÑOS EN EL BALLET FLAMENCO DE CACERES, CANTAOR EN VARIAS PEÑAS.

Siempre tuvo mala suerte con los concursos, hasta hace dos semanas. Julián Pacheco Tacones se alzó con el primer premio del concurso nacional de saetas de la Cofradía la Sagrada Cena. Su fortuna dentro del flamenco parece estar cambiando. "Se está haciendo justicia", dice él.

--¿Un premio merecido?

--Creo que sí. Había gente muy preparada y buena, pero yo canté sereno y concentrado y me alegré más porque fue un jurado de Sevilla. He tenido muchos fracasos en los concursos, hay demasiado compadreo.

--¿Qué ha hecho con los 750 euros del premio?

--Hacerle un regalo a mis hijos y, por supuesto, una cena con mi esposa, eso era fundamental.

--¿Desde cuándo canta?

--Desde pequeño. Mi padre y mis tíos cantaban. Yo me he formado a base de escuchar y de llevarme sofocones con mi mujer.

--¿Tan duro es el flamenco?

--Esta afición me ha costado muchos sofocones. Cuando actuaba con el ballet tenía que llevarme a los niños a los pueblos. Iba con la maleta a cuesta y sin poder vivir de ello, sólo por afición.

--¿Y eso de Tacones ?

--Así llamaban a mi padre. En su casa, eran 14 hermanos, no había muchas veces para comer y protestaba llorando y zapatendo. Es mi homenaje a él.

--¿Dónde le gustaría actuar?

--No quisiera morirme sin cantar en el Teatro de Mérida.

--¿La saeta requiere una pasión especial?

--Yo saco el sentimiento de dentro, de mis problemas. A veces al cantar pedía salir de baches --se emociona-- y me ha ayudado.