La Audiencia Provincial de Cáceres juzgó ayer a un clan familiar acusado de tráfico de estupefacientes en Plasencia y localidades limítrofes. En calidad de investigadas había seis personas de una misma familia (la madre, tres hijos y dos parejas de estos). Al séptimo implicado se le acusa de actuar como aguador para avisar a los presuntos traficantes de la presencia de agentes de la policía.

La vista comenzó dos horas más tarde de lo previsto debido a que las defensas intentaron llegar a un acuerdo con la Fiscalía en cuanto a las penas. Finalmente se conformaron cuatro, entre ellos los dos cabecillas de la trama, un matrimonio que está actualmente en prisión. Deberán cumplir cuatro años y medio por tráfico de estupefacientes y seis meses por pertenencia a grupo criminal. Él era el que se encargaba de distribuir la droga. Contactaba con sus clientes a través de mensajes de Whatsapp, recogía sus pedidos y se los llevaba al lugar acordado. La droga la guardaba en su casa, en la de su madre o en la finca que una de sus hermanas tiene en Carcaboso.

Las otras dos personas que se conformaron ayer con la Fiscalía fueron la madre y el marido de una de sus hijas, que cumplirán penas de hasta tres años.

Para el resto de los acusados sí se celebró la vista oral. Declararon una hermana y un hermano del cabecilla. En casa de la primera los acusados habían instalado un laboratorio de cultivo de marihuana con radiadores, temporizadores y sistemas de control remoto. Ella asegura que desconocía que esto estaba en su casa porque se encontraba en una nave «que siempre estaba cerrada».

El otro acusado que declaró ayer en la vista, también hermano del cabecilla, vive en casa de su madre. Negó que hubiera participado con su hermano en las labores de venta de droga. Por último al séptimo investigado, que no pertenece a la familia, se le acusa de hacer de aguador, es decir, de llevar a cabo labores de vigilancia para avisar a los miembros del clan de la presencia de la policía. Lo niega y asegura que al único que conoce del grupo es al cabecilla porque ha acudido con él a varias monterías.

El clan fue desarticulado por la Policía Nacional en junio pasado. En la operación se aprehendieron 28,5 kilos de cogollos de marihuana y 134 gramos de cocaína. También se intervinieron varias armas de fuego, alguna de ellas con el número de serie borrado, una mira telescópica, un visor nocturno, diversa cartuchería y 13.754 euros en efectivo. Tienen edades entre 26 y 64 años.