La Audiencia Provincial de Cáceres juzgará la próxima semana al director de la sucursal que Citybank tenía en la avenida de España (donde actualmente está Mango Man) por quedarse con 1,8 milones de dieciséis clientes. Los hechos ocurrieron entre 2004 y 2014. Según cree el Ministerio Fiscal lo hizo engañando a estas personas que, en todos los casos, eran de edad avanzada, con alguna discapacidad o invidentes.

Los hechos fueron descubiertos a través de las quejas que presentó uno de los clientes afectados, que había detectado irregularidades en los movimientos y en el saldo de su cuenta corriente. Al comenzar la investigación el banco descubrió que había también irregularidades en las cuentas de otros clientes del banco, aunque en la mayoría de los casos no se habían percatado de las mismas.

El investigado, según indica el fiscal en su escrito de acusación, se apoderaba de los fondos alterando solicitudes para retirar dinero de las cuenta suplantando sus firmas, realizando solicitudes de cambio de firma para que después le fuera más fácil reproducirlas, realizando solicitudes ficticias de rescate de inversiones de clientes o engañando a los mismos haciéndoles firmar una retirada en efectivo mientras les hacía creer que firmaban para otra cosa.

Además en algunas ocasiones visitó los domicilios de los afectados para recoger de manera directa efectivo, dinero que ellos creían que era directamente ingresado en sus cuentas y, sin embargo, el director de la sucursal lo retenía todo o una parte.

Por si acaso alguno de los afectados detectaba alguna anomalía y preguntaba en la sucursal había diseñado varias estrategias que servían para hacer ver a los clientes que había habido algún error involuntario del propio banco a la hora de reingresar los fondos. También confeccionaba contratos de depósito o de productos financieros falsos para hacerles creer que aún tenían posiciones activas y fabricó libretas falsas en las que escribía a máquina los supuestos movimientos.

Todas las conductas, añade el fiscal, las consiguió realizar porque el cajero interventor se lo permitió y no llevó a cabo ningún mecanismo de seguridad. Lo permitió sin ser conocedor del fraude y por la confianza que tenía en él al tratarse de su director.

Lo mismo, pero en menor medida, hizo un empleado del banco, quien se limitó a sustraer dinero de las cuentas de los clientes. Se apoderó de 42.800 euros.

El fiscal pide para el director 6 años de cárcel y una multa de 7.200 euros. Para el empleado un año y seis meses de prisión y 3.600 euros de multa. Citybank reingresó el dinero a los afectados. Los acusados deberán devolverlo al banco.