El cantautor catalán con raíces andaluzas pisará a las doce de esta noche el escenario de la caseta municipal. Con nuevos temas y la misma rebeldía de siempre, Kiko Veneno vuelve a Cáceres. La entrada es gratis.

--La última vez que le vimos fue en Extremúsika 2006...

--Mis mejores recuerdos son los dos Womad en los que toqué, uno con Peter Gabriel en el 92 y otro en el ferial en el 2004.

--¿Cómo está de forma?

--Unas veces mejor que otras. He tardado cinco años en sacar otro disco cuando podría hacer uno cada tres meses.

--¿A qué se debe?

--Porque la industria discográfica es una tómbola. Funciona a arreones y oportunidades.

--Y lo dice un veterano...

--Es la sensación que tengo. La verdad es que la música es un oficio muy bonito que permite conocer a mucha gente.

--¿Qué hará en el concierto?

--Hago, además de algún tema nuevo, canciones de diversas épocas. Me adapto al medio.

--¿Pervivirán los soportes tradicionales de la música?

--No tengo ni idea. No nos corresponde decirlo a los músicos. Las multinacionales han elegido esa forma tan infame de difundir la música que es el CD. Deberían darte otro cuando se raya. Esta pregunta hay que hacérsela a Sony, al Defensor del Pueblo y al Ministerio de Cultura.

--¿Qué le cuenta al público?

--Nuestra película es musical. No es ni poética, ni política, ni física ni cuántica. Intentamos crear un clima y un ambiente en el que nosotros y la gente estemos a gusto, podamos disfrutar y que, al terminar, nos tomemos una cerveza cara a cara con el público que ha venido a vernos.

--¿Cómo es su último disco, El hombre invisible ?

--Lleva flamenco, rumba... El material que siempre he grabado. Intento darle variedad. No tiene grandes cambios con los otros.

--¿Qué le sigue apasionando?

--Sobre todo la música, que es lo que más me gusta. Eso sí, cada vez tengo menos oportunidades de quedarme impresionado por otras músicas. Ningún disco me va a impresionar como The Who, Bob Dylan, Miles Davis o Frank Zappa.