La jornada de trabajo de Francisco Santos comienza todos los días a las seis de la mañana, excepto durante los domingos. Su puesto de venta de ropa se traslada diariamente a localidades como Azuaga, Zafra, Badajoz y, por supuesto, Cáceres. El comerciante lleva más de 20 años en el negocio de venta ambulante, en el que dedica casi todo su tiempo para poder mantener a su familia.

Con respecto a la crisis de comerciantes y de clientes, Francisco Santos tiene claro como se hace presente: "La crisis se manifiesta en el hecho de que la gente viene en busca de calidad a precios muy baratos". Esta situación está obligando a bajar los precios de sus productos para atraer clientes, aunque tenga que ver reducidas sus ganancias al comprar al mismo coste.

Al hablar sobre su trabajo, Francisco no considera que su oficio sea duro, sino"un trabajo como cualquiera, para dar de comer a mis hijos".