"La lata que nos dio el tío del tambor", venía a decir una conocida sevillana de la que seguramente se habrá acordado más de un vecino de la plaza Mayor y La Madrila durante los tres últimos meses. La nueva temporada botellonera arrancó en Cáceres a ritmo de tambores y timbales, puestos de moda por los jóvenes estudiantes que alegraban sus fiestas con este ininterrumpido soniquete, auténtico suplicio para los vecinos. A tanto ha llegado el martirio vecinal que la noche del pasado miércoles, la Policía Nacional requisó un tambor y unos timbales a unos jóvenes que no dejaban dormir al vecindario. Una vez requisados, los vecinos durmieron y los instrumentos, también, aunque lo hicieron en dependencias policiales de Diego María Crehuet.

La policía devolverá a su dueño la mercancía y es probable que vuelva al ataque. Aunque el miércoles sólo 200 jóvenes celebraron un botellón en Albatros, lo cierto es que los vecinos de La Madrila siguen exigiendo soluciones al ruido. Uno de ellos, se lamentaba ayer de que la movida no tuviera descanso, ni siquiera cuando llueve. "El jueves pasado se metieron debajo de un portal y se pasaron toda la noche llamando al portero automático". Cosas del tambor...

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