Sábado noche, 23.00 horas. Hace frío. Es extraño enfilar a pie la avenida Primo de Rivera en dirección a La Madrila y sentir que uno va a contracorriente. Pero esa era la situación de la antesala de la zona de copas por excelencia a la hora a la que se había convocado una concentración a través de las redes sociales tras el cierre cautelar de ocho locales de copas decretado el pasado lunes por la Audiencia Provincial. Al llegar a Doctor Fleming, un grupo de jóvenes debaten con otros si la movilización se llevará a cabo finalmente en la plaza de Albatros o en la plaza Mayor y deciden acudir a la plaza principal. Otros esperan en la puerta de algunos de los locales abiertos en La Madrila Alta, pero la presencia policial es evidente y cohibe.

En las escaleras que dan acceso a la Madrila Baja desde Doctor Fleming un grupo de cinco agentes de la policía local uniformados aguardan. En el dispositivo que controla otros accesos a Albatros participa también la Policía Nacional y, aunque su presencia es menos evidente, hay también agentes tanto en la propia plaza como en la calle Santa Teresa de Jesús, el acceso desde el Parque del Príncipe. Recorriendo las calles, una furgoneta de la Policía Nacional con, en este caso sí, agentes uniformados. En total, más de una decena de agentes de ambos cuerpos policiales vigilan la zona a la hora a la que estaba convocada la movilización para prevenir situaciones como las que se vivieron en los años 1991 y 2002 con otras protestas convocadas en la Madrila. Pero solo algunos curiosos en la plaza de Albatros. Ni rastro de protesta.

EN LA MADRILA ALTA "Vamos a bajar a protestar porque Cáceres se está muriendo. No hay nada para los jóvenes", dicen Javier, Pablo y Adrián, que están en ese momento en la puerta del Carpe Diem. Y así lo hacen, aunque instantes después y, a la vista de que no hay nadie en Albatros, dan media vuelta. Algo similar le sucede a Julia, que aunque dice que no sale mucho, La Madrila es la zona que más frecuenta y el cierre de locales le parece "injusto". "Esperaba que la gente respondiera y saliera a protestar. No lo entiendo", asegura viendo el páramo de la plaza de Albatros. Acto seguido da media vuelta y comienza a subir las escaleras en dirección a Doctor Fleming. Dice que no sabe si volverá más tarde para ver si la concentración se retrasa.

Tras ella, no cesan de llegar pequeños grupos de dos, tres o cuatro personas. "Veníamos a ver si había algo", responden todos al preguntarles.

Porque la llamada a la movilización lo que sí parece haber generado es curiosidad, también entre los propios vecinos de la Madrila, que observan desde las ventanas cómo discurre la noche.

Ese ambiente de tranquilidad era el que se respiraba en La Madrila al cierre de esta edición, aunque algunas personas apuntaban a que una vez que los locales abiertos echaran la persiana, en torno a las 4.30 horas, podría ser el momento en el que brotara esa concentración.

PROTESTAS 3.0 La decisión judicial de cerrar por ruidos Machiavello, La Belle, Submarino, Latinos, Barroco, Down, La Cuerda y Pasadena ha centrado en la última semana muchas de las conversaciones y enlaces generados a través de Twiter, Tuenti y Facebook, y sólo en esta última, más de 1.300 personas habían confirmado que estarían en la manifestación convocada para anoche con el fin de protestar por los cierres.

El tono en la mayoría de los mensajes apelaba a que la convocatoria transcurriera de forma ordenada. De hecho, en el asunto de la convocatoria lanzada en Facebook ya se pedía que los incidentes no enturbiaran la protesta. "Por una reunión de amigos en la Madrila baja (plaza de Albatros) para que se den cuenta que sin bares también hay ruidos. Repito, nada de voces ni ruidos no bebidas, no buscamos eso".

Los mensajes que se seguían iban mayoritariamente en el mismo tono, como José Carlos Rodríguez: "Tranquilidad que esto es una manifestación pacífica. No alcohol. Ruido y mucha tranquilidad. No demos motivos a la policía para que actúen".

Desde el ayuntamiento también se había pedido durante toda la semana a que el descontento por la medida judicial y la extraordinaria rapidez de su ejecución que había motivado la convocatoria de concentración, no se tradujera incidentes. Primero la alcaldesa Elena Nevado y después el teniente de alcalde y concejal de Seguridad, Valentín Pacheco pidieron que la manifestación no generara incidentes. "Entiendo que la gente pueda mostrar su contrariedad con lo ocurrido, pero si se hace de forma pacífica y con normalidad, no tiene porqué haber ningún tipo de problema", decía este último.