María Julia Gamero, la mujer de 45 años fallecida el pasado domingo en un accidente en las curvas del cementerio, hacía siempre el mismo recorrido en un ciclomotor desde la calle Gómez Becerra, donde trabajaba en una bocadillería, hasta su casa en el residencial Los Rosales de la barriada de Pinilla. Bajaba por la avenida de Las Delicias y apenas le quedaban dos minutos para llegar, pero encontró la muerte al chocar con un turismo que subía hacia la plaza de toros.

Su familia aún no ha recibido explicaciones de cómo ocurrió el accidente, aunque tiene claro que el ayuntamiento debe tomar medidas para que no vuelva a haber ninguno más en esas curvas. "Que la muerte de mi mujer sea la última que haya ahí. Debe servir para que tomen medidas", afirma José Gómez, de 47 años y camarero en el restaurante El Pato, con la voz entrecortada y los ojos llorosos. Le arropa su hijo José, de 21 años, trabajador en una empresa de transportes.

En opinión del marido de la motorista fallecida, el tramo de las curvas del cementerio "es un punto negro y bien negro" del casco urbano y pide que se instalen reductores de velocidad en lugar de un radar como propone la asociación de vecinos San Blas o una limitación a 40 km/h de las autoescuelas. "En otras zonas de la ciudad los hay y no valen para nada. En ese tramo sí deberían colocarlos, tanto en la zona de arriba como en la de abajo", asegura José Gómez y su hijo, que también rechazan que los tres semáforos instalados en la avenida de Las Delicias sean suficientes para que los conductores no se embalen como defiende el jefe de la policía local.

La moto de la casa

María Julia Gamero llevaba conduciendo la misma Scooter, de 50 centímetros cúbicos, hace más de siete años. Su familia afirma que "era lo más prudente del mundo" y que no pasaba de los 40 kilómetros por hora. Cuando les avisaron del accidente, pensaron en un principio que el impacto se había producido por alcance. "Creíamos que podía estar parada en un semáforo y que otro vehículo le había dado por atrás", explican, añadiendo que "es más fácil que te den bajando que subiendo por la avenida de Las Delicias".

La vida de esta familia transcurría con normalidad. José Gómez se levanta muy temprano para abrir la cafetería de la plaza Mayor en la que trabaja y siempre que va en el ciclomotor con el que su mujer tuvo el accidente mira a todos los lados cuando cruza la intersección de Pinilla con la avenida de Las Delicias. "Aunque los semáforos estén en verde, es otra zona peligrosa donde también han ocurrido accidentes", advirtiendo de que pueden producirse más si no el ayuntamiento no toma medidas.

Visiblemente afectado, Gómez repite que, aunque sus sentimientos "son de pena porque le han quitado media vida, hay que tomar medidas para que no ocurra nunca más". Deja claro que "un accidente puede ocurrir al caerte de la moto", pero cree necesario que en las curvas del cementerio se apliquen medidas correctoras para reducir la velocidad.