Tras más de 25 años de carrera, OBK sigue presente en el panorama español. El próximo 4 de agosto Jordi Sánchez, único miembro de la banda tras la retirada en 2012 de su compañero Miguel Arjona, actuará en el festival Luz Music de Arroyo de la Luz, dentro de una gira con más de 60 fechas.

-¿Qué le parecen los festivales de música?

-Me gustan, aparte de participante muchas veces también soy espectador. Creo que son una manera de captar a un público que de otra manera no sería posible.

-¿Cómo empezó todo?

-Cuando era adolescente empecé a tocar el piano y a componer con sintetizadores. Ahora, cuando compongo, sigo sintiendo esa misma sensación, esa ilusión y magia. Para mí sigue siendo un juego que, por suerte, se convirtió en mi profesión.

-¿Cómo se superan los altibajos en una carrera musical?

-Con trabajo e ilusión, como todo en la vida. La música no se diferencia de la vida de las personas, todos vivimos momentos muy bonitos y menos bonitos. Lo que hay que hacer es trabajar con honestidad, ser sincero y coherente contigo mismo.

-¿Cómo fue el momento en que Miguel Arjona deja el grupo?

-Esas cosas pasan, y a nosotros nos pasó al cabo de 20 años juntos, aunque nunca pensé que ocurriría. OBK es mi sueño compartido con Miguel, fue mágico lo que sucedió durante 20 años, pero no pasa nada. Ahora, sin él, yo sigo al frente del grupo con la misma ilusión.

-Poca gente en España ha hecho música como la de OBK. ¿De dónde viene la inspiración?

--Somos fans de Depeche Mode, pero mi primera gran influencia fue Umberto Tozzi, esa melancolía de los cantautores italianos influyó mucho en mí. La mezcla entre los italianos, los grupos ingleses de sintetizadores y mi manera de ser han formado la personalidad auténtica que tiene OBK.

-¿Qué le inspira para escribir nuevas canciones?

-La vida. Creo que es muy importante para un creador ser observador y estar atento a lo que sucede a su alrededor. Cualquier conversación, un detalle, una frase o una película hacen que cuando compones salgan letras con las que la gente se identifica.

-¿Cree que el trabajo de los músicos está suficientemente valorado?

-España es un país complicado porque cuando alguien destaca, en lugar de disfrutarlo y estar orgulloso, se intenta buscar por qué ha tenido éxito, como tratando de menospreciarlo. Por ejemplo, OBK no tiene cabida en muchos festivales, prefieren traer a alguien extranjero aunque sea poco conocido. O la crítica a veces no valora tu trabajo, aunque el público sí lo haga.

-¿Cree que la gente que escucha OBK tiene prejuicios a la hora de decirlo?

-Sí, tengo esa sensación. Creo que haber empezado como un fenómeno de fans ha creado un estigma. Todos los grupos tienen fans, pero en España se habla de ellos en sentido peyorativo. Sucede también en la prensa musical, que pocas veces pone como referente a OBK.

-¿Por qué OBK es referente para el colectivo LGBT?

-La música electrónica siempre ha tenido buena acogida en el colectivo, pero nosotros hemos hablado directamente de temas relacionados con la homosexualidad aunque no pertenezcamos al colectivo. Sin embargo, hemos conseguido que se sientan identificados, porque la música también tiene mucho de terapia. Además, nos sentimos muy agradecidos, porque ellos fueron de los primeros en darnos apoyo.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-Estoy muy feliz con la gira de este año, que tiene más de 60 conciertos por todo el país. Me gusta disfrutar de los conciertos, ver las reacciones del público, ya que, como suelo decir en ellos, «esto no es un concierto, es una fiesta». Siempre me he tomado la música como un juego y, aunque se ha convertido en mi trabajo, no dejo de compartirlo con la gente que viene a verme y de disfrutar.