María Dolores Sánchez y Angel Campos llevan 20 años al frente de Fara, junto a la Cruz de los Caídos. "Nosotros nos dedicábamos a la restauración", explica Angel, "pero hace unos 20 años empezamos con la pastelería. Apostamos por este negocio no sólo porque es un negocio dulce, también porque es muy gratificante. La gente nos agradece la calidad de los productos".

El otoño, y más concretamente la llegada de la festividad de los santos, supone que a su pastelería llegan, como no podía ser de otra forma, los buñuelos y los huesos de santo. "Es lo que más se vende en estas fechas" explica María Dolores, que aclara que el tiempo de venta de estos dulces es muy corto: "Empezamos a hacerlos el pasado viernes y los tendremos hasta el fin de semana de después de los santos". Cuando pasen estos días llegará el turno de los coquillos de miel y de azúcar con canela, de los que Angel está especialmente orgulloso, y de las torrijas. En Navidad llegarán las pastas de té y los mazapanes.