Han pasado 25 años desde que dejaron el colegio Carmelitas y muchas de ellas se reencontraron ayer en el patio de juegos de su infancia. Mientras se colocan para la foto corean la vieja canción: "No cambiaremos de carácter ningún día, ¡Carmelitas, siempre lo mejor!". El mismo lugar y el mismo jaleo. El comentario se repite de boca en boca: "No has cambiado nada, estás igual". Seguro que es sincero porque todas están alegres y bien arregladas. Tienen 42 años y llegan de todas partes de Extremadura, de España e incluso del mundo, porque una de ellas ha viajado desde Munich y otra desde Perú.

Mientras caminan por el patio de un lado para otro, compartiendo recuerdos, una se enciende un cigarro, le da una calada y exclama: "¡Me da un morbo fumarme un cigarro aquí en el patio...! ¿Recuerdas? antes teníamos que escondernos". M Eugenia afirma que se acuerda de todos los avatares de aquella época "porque es cuando te forjas como persona, cuando haces las verdaderas amistades. Mis mejores amigas, las conocí en este colegio". Su compañera Alegría reside normalmente en Perú, es monja Carmelita y trabaja en un hospital sin luz ni agua.

Alguna asistentes confiesan que no ha reconocido a todas sus compañeras y que ha tenido que mirar la etiqueta identificativa "pero son las menos". Que 25 años no es nada.