TUtn amigo mío, selectivo, tenaz y permanente lector, acudió a una biblioteca pública de una de nuestras grandes ciudades extremeñas de la que es socio para pedir el préstamo de un libro. Se acercó a un mostrador y solicitó la relación de los libros de León Tolstoi que tuvieran a disposición del público. La encargada no había oído hablar de ese individuo. La experiencia y los conocimientos de mi amigo le ayudaron a encontrar lo que buscaba en otro mostrador de un piso mas arriba.

Es posible que las programaciones de nuestro sistema educativo no incluyan el conocimiento, la lectura ya sabemos que no, del autor de Guerra y paz y Ana Karenina , pero no parece de recibo que un responsable de una biblioteca pública ignore el nombre y la obra de uno de los grandes escritores del siglo XIX. En una región con un atraso secular en muchos campos deberíamos haber comprendido a estas alturas que para salir de la miseria material e intelectual se necesita contar con la excelencia, y que permanecer primando la mediocridad e incluso la ignorancia nos hundirá cada vez más.

Claro que la chica podría haberse justificado argumentando que si Esperanza Aguirre llegó a ministra del Gobierno sin saber quien era Saramago, por qué ella ha de saber quién es León Tolstoi para ser auxiliar de biblioteca.