El número de denuncias presentadas por infringir la ley de Convivencia y Ocio superó con creces el centenar hasta junio pasado. En concreto, la Policía Local sancionó en 127 ocasiones a particulares y establecimientos por vulnerar alguno de los artículos recogidos en la normativa autonómica, que entró en vigor hace ahora 15 meses.

Un análisis de las estadísticas municipales arroja que el mayor número de denuncias están relacionadas con el consumo de alcohol en la vía pública y en lugares no autorizados, cuya prohibición queda establecida en el artículo 15 de la ley. En el año 2003, de las 100 denuncias interpuestas por la Policía Local en la ciudad, 80 fueron por esta infracción. Sólo hasta junio pasado se habían registrado 25.

Estas sanciones se deben a la celebración de botellones en el casco urbano y se han detectado en lugares como el paseo de Ibarrola, Santo Domingo, Olivar Chico de los Frailes, calle Castillo, calle Viena, plaza de Colón, Eulogio Blasco, Hernán Cortés, Arco de la Estrella, General Margallo, Hernández Pacheco, paseo de Calvo Sotelo, parque de Israel, plaza de Andalucía, General Ezponda, plaza Mayor, ronda del Carmen y San Blas.

BARES SANCIONADOS Las consencuencias de la puesta en marcha de la ley también se ha dejado sentir en los establecimientos. Algunos bares de los aledaños de la plaza Mayor fueron denunciados el año pasado hasta en 10 ocasiones por vender alcohol para consumo no inmediato. También se han registrado denuncias en La Madrila por permitirse el acceso de menores a locales de copas y varias multitiendas han sido multadas por vender alcohol entre las diez de la noche y las siete de la mañana, una práctica prohibida por la ley autonómica.

Sin embargo, la aplicación de la ley antibotellón ha tenido efectos sancionadores menores durante este año. Hasta junio, la Policía Local había formulado 25 denuncias por consumir alcohol en la vía pública y en lugares no autorizados y sólo dos a un establecimiento de la calle General Ezponda por vender alcohol para consumir en la calle.

La Ley de Convivencia y Ocio de Extremadura entró en vigor el 23 de marzo del año pasado y supuso un cambio radical en las costumbres nocturnas de los jóvenes cacereños que han tenido que desplazarse a la periferia para poder celebrar los botellones que abarrotaban la plaza Mayor los fines de semana. La falta de infraestructura en el ferial en invierno ha reducido considerablemente la cifra de jóvenes que disfrutaban de su ocio nocturno con esta práctica.