Establecer los límites del suelo que pasa a ser urbanizable en un nuevo Plan de Urbanismo no suele ser tarea fácil, ya que en este proceso intervienen multitud de factores e intereses. En el caso del PGM aprobado por el ayuntamiento está claro es que la delimitación del suelo que pasará a ser urbanizable, es decir los límites de la futura ciudad, no parece haberse guiado precisamente por la coherencia y la lógica.

Urbanizar la ZEPA. Hacia el norte los límites del suelo urbanizable proyectado se establecen dentro de la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) de los Llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes, incluida en la red de espacios naturales europeos Natura 2000, y que al mismo tiempo es Zona de Especial Conservación (ZEC) según la Ley de Conservación de los Espacios Naturales de Extremadura. Paradójicamente dentro de este espacio natural doblemente protegido se prevé la construcción de miles de viviendas incumpliendo la Ley del Suelo y Ordenación del Territorio de Extremadura, la Ley de Conservación de la Flora y la Fauna y de los Espacios Naturales de Extremadura y, lo que es más grave, varias directivas comunitarias de obligado cumplimiento, las denominadas Directiva Aves y Directiva Hábitats.

De esta manera no es de extrañar que la decisión de construir en esta zona suponga el inicio de un complicado proceso en la Unión Europea que puede terminar con la imposición de fuertes sanciones económicas por incumplimiento de las citadas directivas europeas. Desde el Foro de Urbanismo advertimos ya hace tiempo de que los límites previstos del suelo urbanizable en el PGM entraban dentro de la ZEPA y eso podría dar lugar a graves problemas. Desde el equipo redactor y desde el mismo Ayuntamiento de Cáceres se afirmó de manera reiterada, a pesar de que existían informes técnicos que establecían lo contrario, que el suelo urbanizable proyectado no entraba en la ZEPA. Al final se ha comprobado que esa afirmación era totalmente falsa ya que la Junta de Extremadura ha dejado claro que el PGM invade la ZEPA.

Por ello sería conveniente que alguien explicara a los ciudadanos de Cáceres por qué durante tanto tiempo se ha estado dando esa información falsa, por qué se ha vendido a la opinión pública una mentira. Pero esa obsesión por convertir en urbanizables terrenos situados dentro de la ZEPA, llama más aún la atención cuando se tiene en cuenta que por otras zonas la ciudad podría crecer, si fuese necesario, sin condicionantes ambientales o geográficos y curiosamente no lo hace. El caso más claro es la expansión hacia el oeste por la carretera a Malpartida. En esta dirección el límite del futuro suelo urbanizable se ha situado en el PGM en la hipotética línea ferroviaria del AVE, pero esta decisión tiene graves inconvenientes.

El primero es que no está nada claro por donde va a ir el trazado de la citada línea de alta velocidad puesto que el Ministerio de Fomento aún no ha tomado una decisión al respecto y si por razones técnicas o económicas no aceptase el trazado propuesto en el PGM, y también hay que decirlo: si es que alguna vez se aprueba, el planeamiento de dicho PGM se vendría abajo.

El efecto estación AVE. Pero de mayor importancia aún es que tiene poco sentido pensar que unos terrenos situados al lado de una estación AVE pueden permanecer mucho tiempo como no urbanizables. Está claro que de llegar a construirse la estación AVE los suelos más cercanos que en el nuevo PGM se clasifican como no urbanizables, sufrirán con toda lógica una fuerte tensión urbanística y, más temprano que tarde aunque estén más allá de la autovía y la línea férrea, acabarán urbanizados a pesar de las previsiones del Plan. Miles de metros cuadrados sin urbanizar al lado de una estación AVE son un plato demasiado apetitoso como para que duren mucho tiempo.

Y esta falta de previsión, o mejor dicho: esa previsión errónea, es incoherente si tenemos en cuenta que son suelos sin valor ambiental a pesar de que, otra incoherencia más, el PGM clasifica parte de ellos de protección especial Llanos sin fundamento. Si verdaderamente la ciudad necesitase crecer tanto como afirma el PGM, algo que también es muy discutible, es difícil de entender que se quiera urbanizar espacios protegidos y se excluyan del proceso urbanizador unos terrenos sin ningún handicap urbanístico y que seguramente representen el área de crecimiento natural de la ciudad.

Desde la barrera que forman la autovía y el AVE, límite previsto del urbanizable en el PGM, hasta el término municipal de Malpartida hay kilómetros de suelo para crecer, si de verdad fuese necesario como prevé el PGM, algo que es más que dudoso. Pero si así fuera sólo sería necesario establecer una protección de un entorno suficiente a los humedales del Majón y el Millar, que curiosamente este Plan no contempla cuando el anterior si lo hacía, y a las masas forestales y dehesas de valor, y el resto son terrenos fácilmente urbanizables.

En conclusión: con el nuevo PGM se prevé construir miles de viviendas en un espacio protegido, mientras que no se contempla el crecimiento en terrenos de clara potencialidad urbanizable, se fija una protección artificial a suelos que no la merecen, y en cambio se quita la necesaria protección del entorno de importantes humedales... En fin, de este nuevo PGM se pueden decir muchas cosas pero no que parezca que le caracterice la lógica, la coherencia, ni la sostenibilidad.