El coste económico que genera la limpieza de los grafitis apenas sirve para paliar el azote de las pintadas en los negocios y los edificios de la zona centro. "Es una auténtica lacra", reconoció ayer el concejal de Infraestructuras, Miguel López, para definir las consecuencias de la acción de los grafiteros. El consistorio ha puesto en marcha un plan de actuación permanente, a cargo de la empresa Conyser y con un gasto mensual de 10.000 euros, para limpiar las fachadas cuando de los afectados lo soliciten, explica López, que recordó que "es un procedimiento lento y complejo con productos muy agresivos". Sin embargo, aseguró que "la única solución es la educación cívica y más vigilancia".

Por su parte, María de los Angeles Costa, gerente de la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres, hizo hincapié en la necesidad de instalar cámaras en el centro para prevenir los actos de vandalismo. "No dejan de repetirse. El año pasado gastamos 100.000 euros en limpiezas de suelos y grafitis, cambio de rótulos y fachadas en la calle Pintores y ya están pintadas de nuevo", dijo.