Bañada por el Danubio y a menos de dos horas en tren de Viena, Linz (190.000 habitantes) se prepara para el estreno de su año más deseado, el 2009, como capital europea de la cultura, título que compartirá con Vilnius (Lituania). La tercera ciudad en importancia de Austria, solo por detrás de la capital y Graz, afronta el proyecto europeo con un intenso trabajo previo en el que esta ciudad de la región de la Alta Austria ha combinado su pasado industrial con una apuesta por ser referente cultural del país.

"Linz tenía antes fama de sucia y contaminada. Todo eso empezó a cambiar desde los 90", explica la guía austríaca que acompaña a este periodista en un recorrido por el municipio, donde la Navidad brilla en el mercado de Hauptplatz, la plaza central, en la que los habitantes de Linz disfrutan del punsch --una bebida caliente hecha con vino de miel que se mezcla con esencias de frutas y canela al precio de 2,5 euros--, idónea para combatir el frío de diciembre y mezclarla con los platos de salchichas y repollo que se venden por decenas en las casetas de madera.

La transformación de Linz para afrontar la capitalidad cultural viene de atrás. Desde el 2007 se están inaugurando nuevas infraestructuras culturales y recuperando espacios urbanos para acoger las más de 200 actividades que conforman el ambicioso programa para el próximo año. Las más espectaculares, sin duda alguna, se encuentran en el castillo de la ciudad, desde el que se divisa una magnífica postal de las torres de la ciudad y el Danubio. En una de las alas del edificio, que quedó destruida por un incendio y con una inversión de 24 millones de euros de los gobiernos local, regional y estatal, se está construyendo una cámara de cristal que servirá de espacio multifuncional para exposiciones, conferencias y restaurante-mirador. Las obras, en avanzado estado de ejecución, sorprenden al visitante por su modernidad al integrarse en un conjunto arquitectónico del siglo XIII.

En este castillo permanecerá expuesta hasta marzo próximo una de las muestras de referencia de Linz 2009, en la que se aborda la política cultural del nacionalsocialismo de Hitler, del que pueden verse fotografías de su infancia en un colegio de la ciudad, donde estudió. En la plaza central se conserva aún el balcón donde el Fülher proclamó la anexión de Austria al imperio alemán. Hitler soñó con hacer de Linz la capital cultural de su mandato, un reto que precisamente ahora se marcan las autoridades para el 2015, año en el que está previsto que todas las dotaciones culturales hayan terminado. La última actuación, fijada para el 2012, será un moderno auditorio para los amantes de la música.

Un corredor cultural

Otra de las características más destacadas del proyecto de Linz 2009 se centra en el aprovechamiento de las márgenes del río como espacio privilegiado para la celebración de eventos culturales. La milla cultural, como se denomina al corredor de museos que empieza en el castillo, incluye a los dos espectaculares edificios de cristal situados junto al Danubio, uno frente al otro, que acogen los museos de arte moderno y electrónico, éste último en proceso de ampliación y baza principal de la candidatura para acoger actividades artísticas relacionadas con las nuevas tecnologías. Según las cifras oficiales, el coste en renovar y construir nuevas infraestructuras culturales supera los 200 millones de euros. La candidatura dispondrá de un presupuesto de más de 60 millones para poner en marcha su programación de eventos, aportados por el ayuntamiento, el Estado Federal de Alta Austria y el ministerio de Educación, Arte y Cultura. La Unión Europea aportará 1,5 millones. La candidatura también cuenta con 10 millones de patrocinadores. Los más importantes son Voestalpine, primera acería austríaca, la ORF (radiotelevisión pública) y BB (ferrocarriles nacionales).

Pero, además de los nuevos edificios, la capital austríaca también ha transformado espacios públicos como plazas y ha acometido proyectos emblemáticos como la conexión en un tren cremallera con el santuario de la ciudad. Con menos del 2% de paro y cuatro universidades, Linz sigue siendo la sede nacional de la industria del acero. Un moderno sistema de control de residuos permite que la contaminación no afecta a la belleza del paisaje, donde el verde de las colinas se mezcla con el color cambiante del Danubio. Un sábado de diciembre la temperatura puede rondar los cero grados a las siete de la tarde, aunque a las cuatro ya ha anochecido en este rincón de Centroeuropa, donde las mujeres pueden disfrutar de hasta tres años de baja por maternidad y 500 euros mensuales y el padre, de seis meses.

La puesta de largo de Linz 2009 tendrá lugar durante la Nochevieja con un espectáculo de fuegos artificiales y música que la organización ha denominado "la sinfonía de cohetes" para la que se utilizará el Danubio como escenario. El amplio listado de actividades culturales se prolongará durante el próximo año para tratar de atraer a los visitantes a esta ciudad austríaca, que también dispone de un aeropuerto, denominado Danubio Azul, a 12 kilómetros del centro.

A pocos días para la inauguración, Linz está lista para subirse al escaparate de la cultura europea. Su mercado navideño y sus torres seducen por su belleza. A la capitalidad austríaca le espera pronto su mejor regalo de Reyes: una apuesta histórica por mezclar industria, cultura y naturaleza.