Nuestros Reyes Magos, a diferencia de los de nuestros hijos, no llegan cada año por Navidad, los nuestros disfrazados de alcalde y concejales son cuatrienales, llegan siempre a final de cada legislatura. Las cartas en las que les solicitamos los regalos en forma de dotaciones para las barriadas siguen un largo sendero hasta que sus majestades tienen a bien atenderlas. Es en ese último año, cuando a ellos también se les aproxima su reelección, cuando intentan cumplir a toda prisa con los compromisos adquiridos.

A los vecinos de Nuevo Cáceres nos espera carbón este año, pues de la carta que les escribíamos (guardería pública, colegio público, pistas deportivas, seguridad vial, limpieza del barrio...) nada de nada. ¡Ah! y según nos cuentan, vienen a medio camino de Belén la comisaría de policía y el centro de salud. ¿Y el centro comercial tan desado?

Bien, fuera de sarcasmos. No entendemos como se puede agotar una legislatura sin que, por ejemplo, en nuestro barrio no se hayan realizado inversiones, excepto la fuente ornamental (muy necesaria para el desarrollo).

Ya va siendo hora de que nuestros gobernantes escuchen a los ciudadanos.