Hacía mal tiempo, pero no lo suficiente para que los fieles a Las Candelas se quedaran ayer por la tarde en casa. "Hay menos gente que en otras ocasiones, pero más de lo que esperábamos en un día como hoy", zanjaba en el interior de la ermita Cándida Bermejo, una de las mujeres que atendían la mesa de labores de Cáritas. "Esperemos que mañana por la mañana -- en referencia a hoy, cuando procesiona la imagen de la Virgen de Las Candelas hasta San Mateo a las 11.30 horas-- haga mejor tiempo y la gente se anime a venir y a gastar", señaló.

Ayer por la tarde los broches eran los productos más demandados, por económicos, por quienes se acercaban en busca de alguna pieza con la que contribuir a esta causa.

La tarde de los coquillos

Igualmente en la mesa de ofrendas, verdadera protagonista de a tarde y repleta de productos típicos desde primera hora, los coquillos acapararon la atención y las pujas. Las dos bandejas que se presentaron, de miel y de azúcar, duplicaron su precio inicial de 20 euros y se vendieron por 41 y 46 euros respectivamente. Las floretas, las roscas de alfajor y los bizcochos caseros fueron otros de los productos por los que los asistentes pujaron más enérgicamente durante la subasta.

"La gente trae lo que puede y son fundamentalmente productos artesanos que hacen en casa los vecinos del barrio y muchos seguidores de esta fiesta", explicaba Siri Caso que comenzó a recibir por la mañana los dulces que después se sometieron a la subasta. También había en la mesa otros productos como botellas de aceite, paquetes de café o quesos (hasta un total de 23 platos) que fueron sometiéndose progresivamente al ritual de la subasta. Todos los fondos obtenidos, cerca de 300 euros se destinan, al mantenimiento de la ermita en la que se encuentra la imagen de Las Candelas.

Mientras continuaba la puja, no cesaba la venta de roscas de anís, complemento tradicional de la fiesta. "Hemos encargado solo 500 por miedo a que con el mal tiempo no viniera gente", señalaba otra de las encargada de la mesa, Maruja Royo, que lamentaba: "Hemos tenido menos suerte que los de San Blas".