Aunque la última edición de Extremúsika en 2014 estuvo marcada por el calor, quizá porque se celebró en junio, lo cierto es que la lluvia y el mal tiempo son la tónica general de un festival que parece ‘maldito’. Al menos, en lo meteorológico. Porque ayer volvieron a abrirse las puertas del ferial bajo un aguacero sin tregua y con frío. Pero a los miles de aficionados a la música, la organización asegura que ha vendido 10.000 abonos y más de 6.000 entradas para los tres días de festival, parece darles igual. Poco a poco fueron clavando las tiendas de campaña que les acogerán estos tres días en el recinto ferial y dejándose seducir por los primeros acordes de guitarra. Tuvieron el honor de iniciar la edición de este año La Mendinga, una banda cacereña de rock, en el escenario Mala cigüeña. Algo más tarde, comenzó Belo y los Susodichos a sonar en otro de los escenarios, el llamado Porcko Rocko. Y así, hasta trece artistas, donde Rosendo ocupó el lugar más destacado. El músico trajo a Cáceres, directamente desde Carabanchel (Madrid) ‘Mi tiempo señorías’, su gira de 2018.

Como novedad, hoy comenzarán las sesiones en la Electro Tent, una inmensa carpa que acogerá, como su nombre indica, los conciertos de música electrónica. Pero también Carlos Chaouen, Boni, que durante años formó parte de Barricada, los extremeños Sínkope o los sevillanos O’Funk’illo, divertidos y llenos de ritmo que celebran sus veinte años en la música. Mañan, cuando las previsiones aseguran que no caerá ni una gota de lluvia, los británicos Prodigy cerrarán Extremúsika.