Las intensas lluvias de los primeros meses del 2010 obligaron a aliviar el volumen de agua acumulada en el embalse de Guadiloba hasta en 11 ocasiones entre el 4 de enero (día del primer vertido) y el 1 de marzo. El gobierno local optó por realizar vertidos controlados y progresivos que evitaran llegar a situaciones críticas como la que se vivió en el 2006, cuando el desembalse anegó las huertas que se encuentran a los pies del aliviadero del Guadiloba.

El agua que se vertió en estos tres meses superó los 24 hectómetros cúbicos, el doble del consumo anual de agua en Cáceres, que en los últimos años ha estado en torno a los 11 hectómetros.