"Lo hemos pasado muy mal, pero ya estamos de nuevo juntos, que era lo importante". Teresa y sus hijos, Cristina y Arturo, no pueden ocultar la alegría que sienten, como tampoco el dolor que han pasado los dos últimos años. La justicia les ha sacado de lo que aseguran ha sido "un calvario", para ella dos años de lucha para recuperar a sus hijos, y para ellos dos años de "malos momentos en el piso tutelado en el que nos han obligado a vivir".

Poco podía imaginar Teresa lo que habría de pasar cuando en 1990, en su Polonia natal y tras cuatro años de relaciones, contrajo matrimonio con un profesor extremeño con el que se trasladó a vivir a Castuera. "Cristina nació en 1991, Arturo dos años después, y todo iba más o menos bien hasta que nos trasladamos a Talayuela y poco después nos separamos". El regresó a Castuera y ella se quedó con los niños en Talayuela. Vivían de la pensión alimenticia que les pasaba el padre y de ayuda que les enviaban desde Polonia, y "un buen día los técnicos de la Junta fueron a los colegios y se llevaron a mis hijos, sin ni siquiera avisarme".

Arturo y Cristina recuerdan que les llamaron sus respectivos tutores "y nos dijeron que teníamos que ir a un piso tutelado, que mi madre lo sabía y que sería poco tiempo, pero todo era mentira", señala Arturo, al tiempo que su hermana recuerda que "yo me resistía, quería ver a mi madre, pero me metieron por la fuerza en el coche y me trajeron a Cáceres".

Aquel 18 de febrero del 2004 para Teresa comenzó una continua peregrinación por despachos de abogados. "Ningún abogado quería llevar mi caso porque no tenía dinero, pero por fin Daniel Carrero Villa decidió ayudarme, y nunca podré agradecerle todo lo que ha hecho por mí, tanto como abogado como también como persona". Y para sus hijos, lo que ellos aseguran "una pesadilla, pues en el piso tutelado hemos estado muy mal".

Que su estancia en el piso les ha sido negativa se refleja en la propia sentencia judicial, que recoje, entre otros aspectos y como ejemplo, que en los centros de Talayuela "las calificaciones de ambos eran extraordinarias, y desde que están en el piso tutelado Cristina ha repetido curso y Arturo tiene tres asignaturas pendientes".

Su alegría y satisfacción la comparte su abogado, Daniel Carrero, que califica la sentencia de "pionera", en el sentido de que "revoca una resolución administrativa sin que hayan cambiado las circunstancias personales de la demandante, algo que no tengo constancia que haya ocurrido antes y que pone en evidencia actuaciones de la Administración".