Los bares de la plaza Mayor han decidido aplicar el antiguo refrán y unirse a su enemigo. Los hosteleros, siempre contrarios al botellón por las graves pérdidas que les ha ocasionado durante años, primero por el consumo masivo de alcohol en la propia plaza, y después por la obligada peregrinación al ferial, han comenzado a organizar estas prácticas dentro de sus propios locales, y los jóvenes responden. La oferta es muy simple: por 30 euros el cliente puede adquirir un botellón completo con la comodidad de tomarlo dentro de un espacio cerrado, con música, sin lluvia, viento ni frío, y sin que las reservas de hielo acaben convertidas en un charco de agua.

El bar pionero fue Archiperre y le ha seguido Blueberry, que ya ha distribuido carteles anunciando esta nueva posibilidad. "A la gente no le gusta pasar frío ni mojarse. Además, el ferial está lejos y hay que coger el coche o el autobús. Aquí permaneces en la ciudad, puedes venir o irte caminando, sin más problemas", explica su propietario, Emiliano Luceño. La oferta ha tenido acogida y atrae a grupos, generalmente de una decena de jóvenes, que prefieren pagar un poco más a cambio de otras ventajas.

EL ´LOTE´ Los clientes piden directamente en la barra del bar un botellón por un precio fijo de 30 euros. Este lote se compone de una botella de una bebida alcohólica nacional, un refresco de dos litros (cola, naranja...) e hielo, que el camarero va sirviendo directamente de la cámara a medida que los jóvenes lo requieren. "Pueden ocupar las mesas del local y les ponemos vasos de cristal, lógicamente. Además, si alguien prefiere otro tipo de refresco distinto al del grupo, se lo facilitamos sin ningún cargo más, siempre que sea una excepción", precisa el empresario.

Estos botellones comienzan a servirse en cuanto se abre el bar, pero los últimos se venden a las doce y media. "Tenemos que dar tiempo suficiente para que los grupos agoten las bebidas dentro del local antes del cierre, y nadie tenga la ocurrencia de sacarlas a la calle, donde está prohibido beber", recuerda.

DIEZ EUROS ´PER CAPITA´ La mayoría de los jóvenes suele aportar diez euros, es decir, un botellón se reparte entre tres. "El público que de momento solicita el producto tiene una media de 20 a 28 años, y bebe unas seis copas por persona a lo largo de la noche. El ron es la bebida más pedida, después whisky", explica.

Los bares también obtienen beneficios: aunque el botellón es menos rentable que las copas (entre 4 y 5 euros), atrae más público y garantiza ciertos ingresos.