Mario es un padre de acogida de Coria, que conoció la asociación Todos somos niños prácticamente por casualidad. Después de pensarlo mucho, decidió plantearle a su esposa la posibilidad de acoger a un menor durante los meses de verano. Finalmente recibieron a Lina, una niña procedente de una de las zonas afectadas por la catástrofe de Chernobyl.

Mario revela, durante el acto, el contenido de la carta que los padres de Lina enviaron junto a ella. En la carta dicen que quieren mucho a su hija, pero que necesitan sacarla de allí para que se desintoxique. Mario reconoció que "con esta situación, uno se enternece".

Angélica Manso, coordinadora de la asociación en Cáceres, vuelve a acoger este verano a la misma niña del año pasado, pero esta vez junto a su hermana mayor. Ella reconoce que al principio la comunicación con los menores se lleva a cabo con dificultad, pero afirma que al final "todo se supera", que los niños "incluso acaban aprendiendo algo de español".

Ella admite que muchos de los niños padecen enfermedades sin solución. Sin embargo, considera que el sol y la buena comida pueden ser positivos para sus defensas, así como la atención y el cariño de la familia, un aspecto igual de necesario para el bienestar de los niños.

Angélica Manso aclaró que los niños vuelven muy contentos a su país porque saben que esto es temporal y que pueden repetir el año que viene.