Juanito García llevaba la Cafetería Lux, un negocio que realmente abrieron las dos hijas de León Leal en 1961 pero que a los 9 meses traspasaron a Juanito, hermano de Jacinto, el de La Salmantina, que se implantó en Cáceres en 1930 y que cerró en 2005. Lux nació como una cafetería-librería, tenía el aire de las cafeterías Nebraska de Madrid, de dos pisos y muy modernas.

Lux estaba en Pintores y pronto se convirtió en la cafetería más distinguida de toda la ciudad, tanto es así que se hizo popular la frase de "Los ricos quedan en Lux, los pobres quedan en Lux Portales" , es decir, que los pijitos quedaban en Lux y los que no lo eran quedaban junto a la Leoncia y no entraban en ese garito tan glam , aunque en honor a la verdad la única cafetería que entonces tenía derecho de admisión era Avenida y en Lux podía entrar quien quisiera.

Junto al Peppers, que estaba en avenida de Alemania, Lux fue el primer establecimiento en incorporar camareras: Carmina, Pili, Toñi la Larga, Toñi la guapa y Loren. Por Lux pasaron Tony Leblanc, Ismael Merlo y hasta Sara Montiel. Cuando llegaba la feria Lux era uno de los puntos de encuentro. Lux y la Caseta Municipal de la Ciudad Deportiva, claro.

El dueño del hotel Ara, don José Pérez Mayo, contrataba las actuaciones de la caseta, cuyo éxito más rotundo fue el de Basilio, Mari Trini y Los Bravos. Los Bravos arrastraron a mucha gente, hacía poco que uno de sus componentes había muerto, así que echaron mano de uno de los del grupo Triana, que actuó con un verdugo para no ser reconocido.

Los bailes y Franquete

En la caseta también había bailes, que los llevaban los Luengo, que eran hortelanos. Mayca, Cima, Mambo... eran las orquestas de moda, y también Los Abeja, que eran de Salamanca. Los camareros del momento eran Antonio Gutiérrez, el célebre Pena, Isidoro, Manolo...

Franquete iba mucho a la feria. Su padre, José, era conductor de don Pablo Vioque, un representante de lanas que vivía en Fuente Fría. La madre de Franquete se llamaba María. Vivían en Caleros. En la Cruz de los Caídos estaba El Filato, que era el lugar donde les ponían el sello a todos los animales que llegaban a la feria de ganado. En los 15 Pisos estaba el corral de los toros y allí embarcaba todo el ganado que llegaba a la estación del ferrocarril. Los ganaderos se hospedaban en el Parador del Carmen, que estaba donde está la Caja Extremadura de la Cruz. El Oasis eran las cuadras.

Venían el circo Arriola, Micki y Los Tonis y Manolita Chen, que fue la primera vedette española que enseñaba un poco más arriba de las rodillas y que siempre se hospedaba en el Hotel Toledo de la avenida de Alemania que llevaba el señor Amadeo. Después estaba el casino de La Concordia, cuyo portero era Eulogio Franco, en el Cacereño jugaban Salva, Nandi y Cano de portero. Ser socio del club costaba 8 duros al mes. La bebida más famosa se llamaba Citrania, que era como la Fanta, vamos. En Los Fratres ponían cacharritos y por la plaza desfilaban los elefantes del circo.

Pasan los años y en la feria siguen Agustín García, Diego Escudero y sus sobrinos franceses, Conchi Baz y Palmira, Maricarmen y Cipri Madejón presumiendo de hijas, bueno, y todo el Peperío que ayer, con Monago, celebró su comida (tranquilidad, que la del Herismo , en el PSOE, se celebra este mediodía).

Y aunque hoy la feria ya no está en Los Fratres, ni existen Lux ni Lux Portales, ni por la plaza desfilan elefantes, lo cierto es que Cáceres, un año más, vuelve a rendirse a los encantos de San Fernando como se rindió a Los Bravos aquella lejana noche de mayo.