Luis Ochagavía festejó hace dos años con sus dos hijos el triunfo azulgrana en la Champions bañándose en la fuente Luminosa de Cáceres y eso que no es precisamente un forofo del fútbol. "Lo que me gusta es el ambiente", dice, el mismo motivo que impulsa su afición a la caza menor. Otra, la que tiene más abandonada por su nueva responsabilidad como comisario de Cáceres, es la lectura, donde hace honor a su profesión devorando novela negra y confesando su admiración por el detective ficticio Hércules Poirot. En esta entrevista desentraña su visión de la ciudad, el cuerpo policial y su mandato.

--¿Cree que se quedará tiempo suficiente en la comisaría como para que se note su mano?

--Para mí lo ideal es estar de 4 a 7 años en una plantilla policial para no perder del todo la ilusión, aunque el tiempo lo dirá. Estoy convencido de que voy a perdurar en el tiempo, también por las condiciones familiares, ya que mis hijos están aún estudiando.

--Algunos sociólogos sostienen que en época de crisis la delincuencia y la inseguridad aumentan. ¿Es cierto? ¿Se notará en Cáceres?

--Efectivamente es una de las repercusiones. En cuanto se generan ciertas condiciones sociales, como el aumento del desempleo, repercute en la subida de la delincuencia que llamamos de subsistencia. Adoptaremos las medidas para evitar que ocurra, pero desgraciadamente puede suceder. En Cáceres, esperemos que no se note demasiado.

--Tenía 20 años cuando ingresó en la policía. ¿Por qué se decidió por este uniforme?

--Porque me gustaba. Mi padre era también policía y me planteé hacer la oposición. Mi primer destino fue Barcelona como inspector de la brigada judicial, primero en el grupo de robos y después en delincuencia organizada, y es la etapa que recuerdo con más ilusión y nostalgia, cuando era un piernas .

--¿Alguna vez ha deseado colgar el uniforme?

--No. A mí me gusta ser policía y todo lo que tengo en la vida se lo debo a la policía, es un trabajo que me llena completamente.

--¿Y cuándo se ha sentido más orgulloso de serlo?

--Siempre. Hay ocasiones puntuales o acontecimientos extraordinarios que te llenan algo más de orgullo, pero siempre me he sentido satisfecho de ser policía.

--¿Qué le han enseñado sus cuatro años y medio en Mérida?

--Al principio le das mucha importancia a los resultados policiales. Vas con la idea de conseguirlos cueste lo que cueste. Luego te das cuenta de que lo que hay que cuidar al máximo son las relacionas internas y externas de una comisaría. Mantener el buen ambiente interno y reconocer que la policía no es un ente cerrado ni puede funcionar así, es fundamental. Hay que tener abiertas las puertas a colectivos, instituciones...

--El reciente doble asesinato en Montesol disparó inicialmente la alarma ante la posibilidad de que fuera obra de una banda. ¿Por qué esa preocupación?

--Es un problema mediático. El que a nivel nacional se hayan producido casos de asaltos similares a viviendas, hace que rápidamente se piense lo más lúgubre. Afortunadamente en este caso, la rapidez de la investigación limitó muy bien quiénes podían ser los autores y se tranquilizó a la ciudadanía. Sí puede decirse que el seguimiento mediático de este caso no ha sido el más idóneo porque se han dejado traslucir datos inexactos, achacables a esta psicosis por informar.

--¿Existen riesgos de que estos grupos actúen en la provincia?

--Los riesgos son imprevisibles. Estos grupos pueden actuar en cualquier parte, otra cosa es que se asienten aquí. Esto no es un territorio de asentamiento porque no ofrece las ventajas de otras ciudades, como el anonimato o el nivel de vida. Tampoco hay un campo abonado para ellos ya que buscan beneficios rápidos. Afortunadamente tenemos una gran desgracia: las maravillosas autovías que han mejorado las comunicaciones a nosotros y a los delincuentes.

--Trabajaba en Mérida pero vivía en Cáceres, por lo que conoce la ciudad. ¿Qué es lo más preocupante en seguridad?

--Los hurtos. Son achacables a dos factores, que hay muchas personas relacionadas con la marginalidad, y este es su único medio de subsistencia, y que esta es una ciudad confiada. La gente no tiene percepción de que le pueden robar y hay que concienciar de que la primera barrera para que un delincuente no actúe somos nosotros. Que, por ejemplo, con solo echar la llave de la puerta en casa podemos evitar un asalto.

--¿Cómo ha encontrado los resultados de la comisaría?

--Es la de mayor eficacia de la región, lo que para mi es una losa porque mantener esos resultados es dificilísimo, y la delincuencia baja desde hace dos años, aunque no puedo aportar datos exactos. Esperamos mantener la racha y que no evolucione al contrario.

--¿Cuál es su máxima aspiración como comisario de Cáceres?

--Que las cosas funcionen bien, nada más, que quienes trabajen conmigo se sientan a gusto, que la delincuencia esté controlada y que la gente sepa que la policía está para trabajar.